Celebran en EU la trayectoria de Eduardo Chillida

Celebran en EU la trayectoria de Eduardo Chillida
El Museo de Arte de San Diego presenta la mayor exposición en ese país dedicada al artista en 50 años
▲ Esculturas monumentales en madera –juntas por primera vez desde 1996– pertenecientes a la serie Abesti gogorra, de Eduardo Chillida.Foto Europa Press
Europa Press
Periódico La JornadaJueves 7 de agosto de 2025, p. 4
Madrid. El Museo de Arte de San Diego (SDMA, por sus siglas en inglés) en Estados Unidos inauguró la exposición Eduardo Chillida: Convergence, una muestra que celebra la trayectoria de Eduardo Chillida. Se trata de la más extensa –más de 85 piezas– expuesta en Estados Unidos en casi 50 años y que podrá verse hasta el 8 de febrero de 2026.
La exposición permite ver de nuevo juntas –por primera vez desde 1996– las esculturas monumentales en madera de la serie Abesti gogorra, que forman parte de las colecciones permanentes del Museo de Bellas Artes de Houston y el Instituto de Arte de Chicago.
Además, profundiza en la serie Peine del Viento mediante esculturas y dibujos, así como una experiencia de realidad virtual que permite a los visitantes trasladarse hasta la costa de San Sebastián y sentir el paisaje sonoro de olas y viento
que cortan el conjunto de esculturas que conforman Peine del Viento XV.
Por otro lado, pone de relieve su legado, abarca la carrera del artista y presenta una variedad de materiales, como hierro forjado, roble, alabastro y arcilla, usados por el creador.
La pinacoteca incluye icónicas esculturas a gran escala y delicadas obras sobre papel que están profundamente conectadas
con el paisaje y las tradiciones del País Vasco.
La obra de Eduardo Chillida es un testimonio de la relación armoniosa entre la humanidad, la materia y el espacio. Estamos encantados de traer esta extraordinaria exposición a San Diego, ofreciendo a nuestra comunidad la oportunidad de experimentar la profunda belleza y filosofía que encierran las creaciones de Chillida
, afirmó la directora ejecutiva y consejera delegada del SDMA, Roxana Velásquez.
La muestra reúne piezas procedentes de las colecciones de los museos de Arte de San Diego, de Bellas Artes de Houston y Solomon R. Guggenheim, así como el Instituto de Arte de Chicago, entre otras instituciones. Además, la exposición cuenta con el apoyo de Chillida Leku, la Fundación Eduardo Chillida-Pilar Belzunce, la Sucesión Chillida y Hauser & Wirth.
El SDMA ha organizado actividades paralelas en torno a la exposición, que incluyen una fiesta de apertura y una conferencia inaugural en el auditorio James S. Copley del museo estadunidense con la participación de Mikel Chillida y Rachel Jans, curadora asociada de arte moderno y contemporáneo del museo, así como un programa educativo que se desarrollará a lo largo de la exposición con un espacio participativo con materiales utilizados por el artista.
Arquitectura, filosofía y música
Además, editaron un catálogo de la exhibición que incluye ensayos firmados por profesionales de diversas disciplinas, con el propósito de destacar las intersecciones entre la arquitectura, la filosofía y la música que atraviesa la obra de Chillida.
Entre los autores invitados figuran el arquitecto Norman Foster; el director de desarrollo del Museo Chillida Leku, Mikel Chillida; el director de orquesta Gustavo Gimeno; la doctora en filosofía Ana María Rabe y la comisaria de la exposición Rachel Jans. El catálogo, editado únicamente en inglés, podrá adquirirse próximamente en la tienda del museo californiano, así como en la tienda de Chillida Leku.
Los vínculos de Chillida con Estados Unidos son numerosos y se prolongan durante décadas con exposiciones, premios y reconocimientos en el país. Desde finales de los años 50, el escultor vasco se consolidó como una figura relevante en el panorama artístico estadunidense.
Su primera incursión en el país fue en 1958, cuando el Carnegie Institute adquirió su obra Aizean, participó en la exposición Sculptures and Drawings from Seven Sculptors en el Salomon R. Guggenheim Museum de Nueva York y recibió, junto con José Guerrero, Wifredo Lam y Norbert Kricke, el Premio de la Fundación Graham.
Al mismo tiempo, el artista ganó reconocimientos que lo llevaron a recibir encargos de obras monumentales para destacadas instituciones, como el granito Abesti gogorra V (1966) para el Museo de Bellas Artes de Houston, la escultura de acero inoxidable Alrededor del vacío V (1970) para el patio interior del Banco Mundial de Washington o De música, Dallas XV (1989) para la explanada frente al Centro Morton H. Meyerson Symphony de Dallas.
La muestra también explora los vínculos que Chillida tuvo con San Diego, ofreciendo una perspectiva distinta sobre su legado. Por ejemplo, en 1986 participó en un importante simposio junto con destacados directores de museos e historiadores del arte, coincidiendo con la publicación de una importante monografía sobre él y la presentación de su obra en la Galería Tasende, con sede en La Jolla, cuyo director, José Tasende, representó a Chillida y organizó numerosas exposiciones de su obra desde mediados de los años 80.
Alista la SC decreto que declara monumento artístico a El Eco
El recinto fue concebido por Mathias Goeritz en los años 50
Ángel Vargas
Periódico La JornadaJueves 7 de agosto de 2025, p. 4
La Secretaría de Cultura (SC) federal, por conducto del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), comenzó formalmente el procedimiento legal para emitir el decreto por el que se declara monumento artístico al Museo Experimental El Eco, conforme a la Ley Federal Sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos.
El acuerdo se publicó ayer en el Diario Oficial de la Federación (DOF) con el propósito de notificar a quienes pudieran tener interés jurídico en ese bien inmueble –dueños, vecinos, instituciones– para que, en el término de 15 días hábiles a partir de esa publicación, presenten ante el Inbal las pruebas y alegatos que estimen pertinentes.
El texto señala que se pone a disposición de los posibles interesados el expediente de dicho procedimiento en la Subdirección General del Patrimonio Artístico Inmueble de esa dependencia, con el apercibimiento de que, en caso de no hacerlo, tendrán por precluido (perdido o extinto) su derecho
.
Escultura penetrable
Ubicado en la calle James Sullivan número 43, en la colonia San Rafael, alcaldía Cuauhtémoc, Ciudad de México, el museo El Eco depende de la Dirección General de Artes Visuales (DGAV) de la Universidad Nacional Autónoma de México.
El recinto fue concebido en los años 50 por el artista y arquitecto de origen alemán Mathias Goeritz (1915-1990) como un espacio para la experimentación artística y arquitectónica, por encargo del empresario mexicano Daniel Mont.
Según la historia de ese espacio museístico, publicada en su sitio oficial en Internet, el artista diseñó el edificio como una estructura poética que invitaba a una experiencia emocional del espacio, desafiando el funcionalismo arquitectónico entonces dominante.
Goeritz concibió el edificio como una escultura penetrable. Este espacio fue la creación de una plataforma para las artes sin precedentes en el contexto del arte mexicano e internacional de los años 50
, se asienta en dicha semblanza.
Construido entre 1952 y 1953, a lo largo de los años el inmueble tuvo diversos usos: museo experimental (sin colección fija), restaurante, club nocturno, teatro y espacio político, lo que alteró su estructura original.
En 2004 la UNAM lo adquirió y, luego de un proceso de restauración, fue reabierto en 2005 con la intención de revivir el legado arquitectónico, artístico y pedagógico de Goeritz
; en especial, darle vida a una estructura realizada para expandir los lenguajes del arte.
La restauración, a cargo del arquitecto Víctor Jiménez, devolvió al edificio su estado original, registrándose como Patrimonio de la UNAM. En 2006, la universidad compró un terreno anexo y convocó a un concurso para ampliar el museo con oficinas, auditorio y otros espacios, obras que concluyeron en 2007.
Más de 50 declaratorias
De acuerdo con información del Inbal, se consideran monumentos artísticos aquellos inmuebles que, por decreto expedido por el presidente de la República, cuentan con una amplia representación en el contexto urbano, inserción en determinada corriente estilística, grado de innovación, así como materiales y técnicas utilizadas en su construcción.
En un listado de esa institución, publicado en su sitio web oficial y actualizado al 31 de marzo de 2025, se consigna que a la fecha son 54 los inmuebles en el país que ostentan dicha declataroria, entre éstos el Palacio de Bellas Artes, el Museo Anahuacalli, la Columna de la Independencia, la Casa Habitación de Miguel Barragán y Ciudad Universitaria.
Con esa declaratoria, el bien inmueble es protegido por el Estado como patrimonio cultural y artístico, con lo que se garantiza su conservación y se reconoce su importancia para México.
El mundo digital es una extensión de nosotros
Ernesto Ríos fusiona la virtualidad con la naturaleza para mostrar las reglas que nos gobiernan

▲ Ernesto Ríos elabora cerámica de alta temperatura, pinturas y videoinstalaciones enfocadas en tres conceptos: codificación, transformación y percepción.Foto cortesía del artista
Omar González Morales
Periódico La JornadaJueves 7 de agosto de 2025, p. 5
Un diálogo entre los sistemas, los símbolos, la identidad humana, la poesía y el arte son el centro de la muestra Códigos, del artista Ernesto Ríos (Morelos, 1978), que se exhibe en la galería central del Centro de las Artes de San Luis Potosí.
Estudié primero artes visuales en el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura y después letras hispánicas; ahí fue cuando se abrió una beca para estudiar una maestría en el extranjero y me trasladé a Nueva York, donde me acerqué a la programación y de ahí surgió la inspiración de este proyecto
, comentó el creador.
Códigos cruza imágenes de figuras virtuales con otras de la naturaleza, ambas se regulan con normas sistemáticas bajo las cuales están encabezados ciertos elementos. Los patrones, secuencias y formas que unen la biología con el entorno digital se manifiestan en lenguajes de arte, ciencia y memoria.
Es algo innovador porque, a pesar de que la convivencia con las computadores tiene muchos años, hay cosas que siguen cambiando y que se insertan en el mundo artístico. Trabajar con esas nuevas herramientas me llevó a reflexionar que ya hemos elaborado un complejo ecosistema digital que es una extensión de nuestra vida
, dijo el artista.
La exposición consta de 33 piezas, entre las que hay cerámicas de alta temperatura, pinturas y videoinstalaciones, enfocadas en tres conceptos: codificación, transformación y percepción, cuyos códigos, reglas que mueven su universo curatorial, vinculan a los seres vivos con contextos digitales y evolutivos. Estas obras, junto con otros trabajos del artista, se pueden ver en su página web ernestorios.net
“Para mí fue un gran reto porque no tenía conocimientos de programador. Soy artista con técnicas tradicionales, pero el cambio fue muy enriquecedor porque es entrar en contacto con otras disciplinas y universos. Aprendí otra forma de producir mis piezas y eso me puso otros horizontes.
Quise mostrar que las reglas que nos gobiernan, tanto en el mundo material como en el digital, no tienen por qué ser frías ni distantes, todo está relacionado entre sí: nosotros con los otros seres vivos, con la materia y el espacio. El universo digital no es muy diferente, es una extensión de nosotros, que cambia y se modifica aún más rápido, pero nuestra presencia persiste ahí
, señaló.
En sus pinturas, Ernesto Ríos busca jugar con los espacios. Incluso en la distribución de las piezas emuló la sensación de estar frente a varias pantallas. Creo que las vivencias que vamos experimentando son como una extensión de nuestro espíritu. Así como un lápiz gastado o un pincel, la computadora es otra parte que representa una extensión de nuestro cuerpo
.
Su trabajo cerámico fue realizado mediante la técnica raku, de origen japonés, que permite sacar materiales de gran reflejo similar al metálico. “Quería que el público reflexione acerca del cambio que también tiene el barro y cómo lo hemos vuelto una versión metálica. Creo que el barro es como un gran maestro que nos une con nuestro origen. Específicamente, con la cerámica, venimos de la tierra, la transformamos y ahora nuestro entorno es de metal.
“En algunos cuadros, como en el de Wuhan Code, interpreté parte de la frecuencia genómica del coronavirus y lo mezclé con la codificación de virus digitales que han causado grandes estragos. Es una forma en la que hemos creado estos ecosistemas digitales, damos ritmos, cadencias y espacios. Nuestro lenguaje como especie se puede ver en lo digital.
Quiero que el espectador también analice su lugar en este momento, ¿qué cosas hacemos durante esta transición de nuestra especie? Esta muestra me ha ayudado a reconectarme con mi humanidad. Considero que tenemos que regresar a esta visión de que no somos países, somos una sola especie y que en estos tiempos de guerra en la que atentamos contra nuestra propia existencia podemos reflexionar de nuestro regreso a la Tierra, y que formamos parte de ella
, concluyó el artista.
Novela entrelaza la tradición mágico-religiosa con los trastornos mentales
Eirinet Gómez
Periódico La JornadaJueves 7 de agosto de 2025, p. 5
Escribir es un trabajo peligroso emocionalmente, sobre todo cuando construyes una historia con personajes desesperados, desamparados, al borde de la locura
, apuntó Berenice Andrade Medina, autora de Nadie recuerda su propia muerte, novela ganadora del premio Mauricio Achar Random House 2024.
En entrevista con La Jornada, explicó que el mayor reto de esta obra fue manejar la carga simbólica y los elementos biográficos que surgieron durante el proceso creativo. Aunque no es una obra autobiográfica, como ocurre con muchas primeras novelas, viene de un lugar muy personal, donde hay que escarbar en las propias emociones y atreverse a plasmarlas
.
Recordó que alguna vez tomó un taller con el escritor Martín Solares –autor de Los minutos negros–, quien le dijo: Hay que atreverse a matar a la propia madre
. Yo me lo tomé muy en serio, y aunque mi madre y mi familia están vivos, las de Gregoria, no
.
Con humor negro, Nadie recuerda su propia muerte entrelaza la tradición mágico-religiosa del Istmo de Tehuantepec con la experiencia contemporánea de los trastornos mentales. En ella se explora la historia de una familia marcada por el duelo, la enfermedad y las herencias invisibles.
Es la historia de Gregoria, cuya familia casi entera ha muerto, aparentemente por una maldición, y ella comienza a sentirse perseguida por esa misma fuerza. Impulsada por la duda, intenta confiar en la siquiatra, que le dice que todo puede tratarse con medicamentos
, explicó Andrade Medina.
Pero sus creencias, el miedo y su orfandad la llevan de vuelta al pueblo donde viven sus abuelos para buscar respuestas. Hay una disonancia cognitiva: no saber si creerle a la ciencia o a sus creencias arraigadas
, agregó.
La región del Istmo, y en particular Reforma de Pineda, Oaxaca –de donde es originaria la familia materna de la autora– tuvo un papel clave en el universo narrativo. “Viví un año ahí durante la infancia. Era parte de mi cotidianidad observar a mi abuela con huipil y trenzas, escuchar sones en las fiestas, convivir con las tradiciones locales. Todo eso se metió muy profundo en mi inconsciente.
“Fue algo natural escribir desde ahí. Me fue sencillo retomar rasgos, lenguajes, oralidad…, y combinarlo con figuras fantásticas.”
La novela alterna entre dos voces narrativas. Usé la primera persona para transmitir la sensación de encierro emocional de la protagonista; quería que el lector sintiera lo que pasa dentro de su cuerpo y su mente. En cambio, la tercera persona me permitió contar la historia familiar que la antecede y que la llevó al punto desde donde arranca la novela
.
La autora consideró que el proceso para dar vida a Nadie Recuerda su propia muerte estuvo basado en el diálogo, lecturas, y retroalimentación con su editora Eloísa Nava.
Por supuesto, el autor escribe, pero los demás, con sus lecturas, ayudan a construir la obra.
Con la publicación de este libro, siente que ha construido un cuarto propio simbólico
, que espera se convierta en una casa.
jornada