¿Qué tan normal es tener la espalda encorvada a medida que envejecemos?

Con el paso de los años, el cuerpo humano experimenta una serie de cambios naturales. Uno de los cambios más notorios en algunas personas es una postura encorvada, con la espalda arqueada y los hombros proyectados hacia adelante. Pero ¿es esta curvatura siempre un signo de un problema o podría ser parte del envejecimiento normal?
La columna vertebral, la estructura responsable de sostener nuestro cuerpo y permitir el movimiento, presenta curvas naturales que ayudan a distribuir el peso y absorber los impactos. Estas curvas —lordosis (en las regiones cervical y lumbar) y cifosis (en la región torácica)— son importantes para el equilibrio y la movilidad.
Sin embargo, con el paso de los años, es común que estas curvaturas se acentúen. «Nuestra columna vertebral está compuesta de vértebras y discos. Los discos están compuestos de colágeno, agua y ácido hialurónico. A medida que envejecemos, perdemos estos componentes y los discos comienzan a desgastar su estructura», explica el cirujano ortopédico y de columna Luciano Miller, del Hospital Israelita Albert Einstein. «Por eso es común que disminuyamos de tamaño y exista el riesgo de desarrollar hernia y estenosis lumbar».
Un ligero aumento de la cifosis torácica puede considerarse parte del proceso natural de envejecimiento, especialmente en personas sedentarias que pasan mucho tiempo con malas posturas o que han sufrido pequeñas pérdidas de masa muscular con el tiempo. En estos casos, el cambio de postura se denomina cifosis postural y suele ser leve, sin causar dolor ni limitaciones significativas. En general, esta curvatura de la espalda puede revertirse con ejercicios, estiramientos y una postura correcta.
Sin embargo, cuando la curvatura se vuelve demasiado pronunciada, afecta visiblemente la postura y puede causar dolor, dificultad para moverse o incluso problemas respiratorios. Esta afección se conoce como hipercifosis y se relaciona con la pérdida de la estructura del disco y cambios en las vértebras debido a la pérdida de masa ósea con cifosis progresiva.
La cifosis y la lordosis son curvaturas normales que nos ayudan a mantener el equilibrio del cuerpo como un resorte en posición erguida. La hipercifosis se produce cuando esta curvatura es demasiado pronunciada ( más de 50 grados ) al medirse de perfil. La escoliosis es una desviación de la columna vertebral en el plano frontal, definida como un ángulo superior a 10 grados. La escoliosis y la hipercifosis se desarrollan debido a una combinación de predisposición genética y cambios en la estructura muscular y ligamentosa, explica el ortopedista.
Esta afección es más común en personas mayores y puede tener diferentes causas, siendo la más común las fracturas por compresión vertebral, generalmente asociadas con la osteoporosis, una enfermedad que debilita los huesos y los hace más susceptibles a las fracturas. En estos casos, no se trata solo de una mala postura. «Con la osteoporosis, las vértebras se debilitan y pierden altura, aumentando la cifosis», señala Miller.
Además de la osteoporosis, otras causas pueden incluir enfermedades degenerativas de la columna vertebral, como la espondilosis, afecciones musculares que comprometen la fuerza y el tono, o incluso factores genéticos. En algunos casos, la hipercifosis también puede ser consecuencia de antecedentes de mala postura desde la juventud, que empeora con la edad.
Naturalmente, la cifosis aumenta debido a la pérdida de masa muscular, el envejecimiento del disco y la pérdida de altura de las vértebras debido a la osteoporosis. En casos de enfermedad, estos cambios son mucho más graves, con ángulos muy pronunciados que causan dolor, observa el cirujano.
Señales de advertencia
Es importante diferenciar entre una postura ligeramente encorvada, que no afecta la calidad de vida, y una encorvadura excesiva, que puede ser señal de un problema. Para ello, es fundamental estar atento a signos como: dolor de espalda persistente, especialmente en la parte superior de la columna; disminución notable de la estatura; dificultad para levantar la cabeza o mantener la mirada fija; pérdida del equilibrio o caídas frecuentes; dificultad para respirar profundamente y aumento visible de la encorvadura en un corto periodo de tiempo.
Si identifica alguno de estos síntomas, es fundamental consultar con un médico, generalmente un ortopedista o un reumatólogo. El diagnóstico temprano permite tomar medidas para prevenir la progresión de la curvatura y tratar las posibles causas subyacentes.
Miller enfatiza que mantener una buena postura es una de las principales maneras de prevenir problemas de espalda. El ejercicio regular, especialmente el que fortalece la espalda y los músculos abdominales (como pilates, yoga, entrenamiento con pesas, natación y estiramientos), puede marcar la diferencia, si se guía adecuadamente.
Además, mantener una dieta rica en calcio y buenos niveles de vitamina D también es esencial para la salud ósea. «Las mujeres deben tener especial cuidado cuando se acercan a la menopausia y los hombres, en la andropausia», aconseja el médico.
Otras recomendaciones importantes incluyen evitar el tabaco, el consumo excesivo de alcohol y el sedentarismo, ya que estas medidas ayudan a mantener la columna vertebral sana incluso con la edad. «Siempre debemos cuidar nuestra postura», advierte el doctor Einstein.
Fuente: Agencia Einstein
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