La joya visigoda escondida en Extremadura de gran valor histórico que pocos conocen

El paso de los visigodos por la Península Ibérica todavía es muy notable en diversos puntos de España, y es que iglesias como la de San Pedro de la Nave, en Palencia, o lugares tan simbólicos como el Oratorio Rupestre de Valdelinares, en Jaén, recuerdan la gran importancia histórica de esta civilización, que ocupó buena parte del territorio durante más de dos siglos. Tal es la cantidad de vestigios de aquella época que muchos de ellos pasan por debajo del radar de los entusiastas de la historia.
Uno de esos increíbles tesoros visigodos cuya existencia es desconocida para muchos se encuentra en el corazón de Extremadura. Justo en la 'frontera' entre Cáceres y Badajoz se erige desde hace mucho tiempo la impresionante Basílica de Santa Lucía del Trampal, una auténtica joya erigida hace casi un mileno y medio y que desde entonces ha sobrevivido al paso del tiempo. Su irrefutable belleza y su relevancia la convierten en una de las grandes joyas que dejó el pueblo a su paso.

Los visigodos alcanzaron una gran influencia en el actual territorio extremeño, algo que demuestra este espectacular templo erigido en el siglo VII, pero además de tener una importancia histórica indudable, esta iglesia también es muy especial debido a su propia estructura. Su planta está conformada por tres naves, las cuales están divididas por arquerías, aunque lo más llamativo del edificio es, sin duda, su cabecera compuesta por tres ábsides que sobresalen del resto del templo.
La Basílica de Santa Lucía del Trampal es la única de índole visigoda que queda en la mitad sur de España, y está situada a unos tres kilómetros del casco urbano de Alcuéscar. Su nombre proviene de un manantial cercano, y desde que se levantó hace catorce siglos ha sido reformada en varias ocasiones, sobre todo durante el siglo XV, época de la que data el propio cuerpo del templo. Hay que destacar que la iglesia, en el momento de su construcción, pertenecía a un convento de monjes templarios.

La basílica, que desde hace más de tres décadas está considerada Bien de Interés Cultural, se encuentra enclavada en la sierra del Centinela, por lo que todo el entorno que rodea al templo es igual de extraordinario. Por ello, hacer una visita a este impresionante vestigio visigodo y después explorar el pueblo de Alcuéscar es una magnífica opción para hacer una excursión y conocer un poco más acerca de la historia de España.
Adentrarse en la Basílica de Santa Lucía del Trampal es completamente gratuito. Del 1 de junio al 30 de septiembre, el templo abre sus puertas de martes a domingo (de 10:00 a 14:00 y de 17:00 a 20:00, aunque el último día de la semana solo abre por la mañana), mientras que desde el 1 de octubre hasta el 31 de mayo el horario vespertino es de 16:00 a 19:00.
La Basílica de Santa Lucía del Trampal se encuentra a unos 40 minutos tanto de la ciudad de Cáceres como de la urbe de Mérida. Para llegar al templo desde cualquiera de los dos puntos hay que tomar la A-66 para después coger el desvío por la EX-382, que lleva a la localidad de Alcuéscar. Una vez en el pueblo, hay que recorrer el camino que lleva hasta el templo visigodo.
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