Halloween y las películas de terror: ¿Qué puede lograr el miedo controlado?

Corre el año 1838. El joven agente inmobiliario Thomas Hutter recibe el encargo de viajar a la lejana Transilvania para reunirse con el misterioso conde Orlok, con quien debe negociar la compra de una casa. Durante su viaje a través de los Cárpatos, Hutter recibe repetidas advertencias sobre Orlok, pero él permanece imperturbable. Así llega al castillo, donde el propio conde lo recibe: pálido, frío y siniestro. Demasiado tarde, el joven descubre que algo siniestro se trama en el castillo: Orlok es un vampiro .
Así comienza el clásico del cine mudo «Nosferatu: Una sinfonía del horror», de Friedrich Wilhelm Murnau (1922), considerada hoy una obra maestra de la historia del cine. Murnau inventó un nuevo lenguaje visual cinematográfico para el miedo y la amenaza, sentando una de las bases del género de terror moderno, que cuenta con innumerables seguidores en todo el mundo. Incluso hoy, en Halloween, a mucha gente le gusta sumergirse en el ambiente terrorífico con películas de terror. ¿Pero qué es lo que tanto les fascina de ellas?
Películas de terror: ¿un "campo de entrenamiento" para el alma?Es un poco como subirse a una montaña rusa. Mucha gente lo disfruta porque les encanta la adrenalina, pero se desarrolla en un entorno relativamente seguro. El investigador de la ansiedad Borwin Bandelow lo explica así en una entrevista con Deutschlandfunk Kultur:
Cuando te subes a una montaña rusa, te hacen creer que vas a salir despedido en la siguiente curva. Esto desencadena una liberación significativa de hormonas del miedo en todo el cuerpo. Al mismo tiempo, se liberan endorfinas. "El cuerpo piensa: 'Voy a salir despedido ahora y me voy a lesionar gravemente'. Y las endorfinas inducen dolor", explicó Bandelow. También inducen sensaciones de euforia. Aunque sepas que estás en una atracción certificada y que en realidad no puede pasar nada, tu cerebro reacciona a la situación.

Las películas de terror funcionan básicamente según el mismo patrón: nos asustamos dentro de un entorno seguro, es decir, en el sofá o en la butaca del cine.
Pero el género de terror ofrece mucho más que simple entretenimiento. El cineasta estadounidense Wes Craven (1939-2015) creía que las películas de terror eran un " entrenamiento psicológico ", una especie de preparación. "En la vida real, las personas están envueltas en corazas frágiles y amenazadas por peligros reales y a veces terribles, como la masacre de Columbine (el tiroteo en la escuela secundaria en 1999). Pero la narrativa organiza estos miedos en una secuencia de eventos manejable, lo que nos permite reflexionar racionalmente sobre ellos", afirmó Craven.
La ciencia de la "ansiedad por el ocio"El Laboratorio de Miedo Recreativo de la Universidad de Aarhus, en Dinamarca , estudia desde 2020 el fenómeno de la «ansiedad en el ocio», investigando por qué las personas se exponen voluntariamente a situaciones que les provocan ansiedad y qué efectos tiene o puede tener esto. Entre otros hallazgos, descubrieron que la ansiedad controlada en el ocio puede influir positivamente en la capacidad de una persona para afrontar el estrés , al propiciar el desarrollo de «estrategias para lidiar con la ansiedad y las emociones negativas», según Mathias Clasen, codirector del Laboratorio de Miedo Recreativo. «En otras palabras, puede contribuir al desarrollo personal».
Clasen está firmemente convencido de que quienes consumen películas de terror, por ejemplo, no son meros espectadores pasivos, sino que emplean estrategias activas para alcanzar el nivel adecuado de miedo; es decir, el nivel de miedo en el que se experimenta el mayor placer posible. Si el miedo es demasiado intenso, el placer disminuye.

La intensidad con la que se experimentan las emociones varía enormemente de una persona a otra. Por consiguiente, la disposición a exponerse a películas de terror también difiere significativamente. Los aficionados al terror, a diferencia de quienes lo detestan, esperan «disfrutar», según Clasen. Disfrutan «interactuando lúdicamente con las emociones negativas».
El miedo como campo de aprendizajeEl psicólogo estadounidense Coltan Scrivner distingue tres tipos de aficionados al terror: los «adictos a la adrenalina», que disfrutan de la emoción; los «temerarios», que experimentan miedo en lugar de diversión, pero les interesa explorar los límites; y los «afrontadores de la oscuridad», que utilizan el terror para confrontar sus ansiedades existenciales. Los investigadores del Laboratorio de Miedo Recreativo parten de esta idea, pero también señalan que este campo de investigación aún es incipiente y que quedan muchas preguntas sin respuesta.
Una cosa es indiscutible: el miedo debe controlarse para que sirva como herramienta de aprendizaje. «Puede llegar a ser excesivo fácilmente», afirma Mathias Clasen. Este tema también cobra relevancia en Halloween: algunos parques de atracciones con programas especiales de esta festividad están habilitando zonas libres de monstruos donde los niños pequeños, en particular, pueden divertirse sin asustarse.
dw


