Cierra el Museu de l’Art Prohibit

El Museu de l’Art Prohibit cierra este viernes sus puertas de forma indefinida. Un año y medio después de que Tatxo Benet inaugurara el equipamiento que alberga su colección de obras rescatadas de las garras de la censura, el empresario y periodista da por finalizada su estancia en la Casa Garriga Nogués (Diputación, 250). “Con todo el dolor del corazón, no podemos seguir así ni un minuto más”, anuncia. ¿El motivo? El “escrache” del que están siendo objeto desde hace cuatro meses tanto él como el propio museo por parte de un grupo de trabajadores del Sindicato SUT (Solidaridad y Unidad de los Trabajadores). “Los piquetes están cada día en la puerta, insultando, injuriando, los visitantes los ven, se sienten intimidados y no entran... 120 días después, las pérdidas son ya insostenibles”, señala Benet, que cifra en un 75% la caída de ingresos respecto al año anterior y en un 95% la de sus previsiones.

Miembros del SUT, ayer, ante la puerta del Museu del l'Art Prohibit
Llibert TeixidoNo resulta fácil entender cómo se ha llegado a esta situación, y la historia es tan rocambolesca que, sin apuntar a nadie, Benet se cuestiona: “¿Hay alguna mano negra detrás de todo esto, que no quiere que exista este museo, en este sitio, en Barcelona? ¿Alguien que tenga algo pendiente conmigo y quiere hacerme una putada?”. “No tengo ni la más remota idea, pero está claro que esto es un ataque directo al museo y a mi persona. Esto no es la lucha de unos trabajadores”, considera. En todo caso, asegura, abandonar el proyecto en la Casa Garriga Nogués –que antes fue sede la Fundación Godia y de Mapfre– no significa que desaparezca el museo, que a partir de ahora tendrá carácter nómada y se irá presentando en las ciudades en las que sea invitado. De momento, ya tiene previstas presentaciones en Bolonia, Sicilia, Lyon, Montreal...
“¿Hay alguna mano negra detrás de todo esto? ¿Alguien que no quiere que exista este museo, en este sitio, en Barcelona?”La pesadilla comenzó después de que el 22 de enero el museo decidiera rescindir el contrato con Magma Cultura, la empresa que tenía subcontratada y que afectaba a siete trabajadores, que recurrieron al sindicato SUT y, junto con otras dos empresas subcontratadas dedicadas a la vigilancia, Silicia Serveis Auxiliars SL y tienda, Palacios y Museos, convocaron una huelga indefinida el 11 de febrero. Pese a que los trabajadores de Magma Cultura fueron reubicados por la empresa en otros equipamientos de la ciudad, la huelga se mantiene hasta hoy a instancias del sindicato y cinco trabajadores que cubren dos posiciones de trabajo: la de un auxiliar de vigilante de sala y otra de tienda.

'McJesus', 2015, de Jani Leinonen, y 'Silence rouge et bleu', de Zoulikha Bouabdellah, en el Museu de l'Art Prohibit
Martí GelabertEn su tabla de reivindicaciones, los trabajadores solicitaban mejoras como una climatización adecuada a las diferentes estaciones, denunciando que no contaban con “ropa de abrigo adecuada en invierno”, y tenían que vestir “con americana en verano”, aguantando además de pie durante horas sin sillas ergonómicas para descansar. También pretendían pasar a formar parte de la plantilla del museo. El centro estuvo cerrado al público entre el 27 de febrero y el 11 de marzo (en los siete primeros días después de su reapertura vendió un total de 39 entradas). Y el alquiler de espacios, del que depende buena parte de sus ingresos, pasó a cero.
Lee tambiénEl museo ha superado tres inspecciones de trabajo, ha asistido a dos jornadas de mediación y un juez dictó a su favor, dejando claro que no habían vulnerado el derecho a huelga. “Pero el problema no es la huelga”, opina el coleccionista. “Yo entiendo que un trabajador de seguridad esté en huelga y no venga a trabajar. El tema aquí es que, escudándose en la huelga, reclaman el permiso a manifestarse en la puerta del museo y se lo van renovando mes a mes. Y eso es un escrache en toda regla. Ni siquiera son los trabajadores en huelga los que están en la puerta, sino profesionales o gente que el sindicato recluta para que estén todo el día ahí. ¿Cómo lo aguantan? ¿Quién lo sufraga?”, cuestiona Benet, a quien le sale su vena periodística en forma de titular : “Prohíben el Museu de l’Art Prohibit”.

Tatxo Benet, en el ascensor del museo, en el que están inscritos los nombres de los artistas de su colección
Llibert Teixido“Es todo tan beligerante, tan agresivo, tan demagógico... que cuesta entender que se trate solo un conflicto laboral. Están proyectando de mi una imagen de explotador, de hijo de puta, han puesto mi cara en una imagen de Franco, dicen barbaridades en redes... ¿Cómo lo afronto? No puedo hacer nada, solo contar que esto ha pasado, que no hemos podido arreglarlo y que ya es imposible volver a empezar de cero. Es un proyecto único y a partir de ahora lo iremos enseñando por el mundo. No puedes estar eternamente atrapado en un conflicto que no tiene solución”.
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