Rock al Parque se despidió dejando una gran estela de sonidos arriesgados

Rock al Parque se despidió de Bogotá con su acostumbrada avalancha de riffs de guitarra, saltos de una multitud que podría causar pequeños temblores y una selección ecléctica y para algunos un tanto arriesgada dentro de tejido musical que configuraron en su vigésima novena edición.

Lo del riesgo se notó, específicamente en una reducción de asistencia durante el sábado, un día dedicado al metal en todas sus variantes y que siempre se había caracterizado por una afluencia descomunal de amantes del thrash, el death o el black metal, considerados como una fanaticada fiel y que no pierde oportunidad de gozarse los sonidos más extremos y los solo de guitarra en una noche de Rock al Parque.

Sin embargo, las cifras dejaron claro esa situación, el día del metal cerca de 60.000 personas acompañaron a las bandas nacionales e internacionales que se encargaron de encender el motor de la alegría, los pogos y los coros en este encuentro musical en el parque Simón Bolívar. Según datos de Idartes, más de 120.000 personas se gozaron Rock al Parque entre el sábado y el domingo. Es cierto, una multitud, pero en la edición del 2024 del Festival en esas dos jornadas llegaron 160.000 almas a disfrutar de los recitales. Cabría reflexionar si fue un asunto de la curaduría o la selección de los turnos al tocar.

En el día del rock más pesado brillaron los experimentados Hirax, con su potente receta de thrash sin concesiones; la banda brasileña Black Pantera, que incitó a una revolución sonora con canciones de su álbum Perpetuo; sin dejar a un lado la buena actuación de la banda de Medellín Tenebrarum, con un toque más denso y hasta gótico.

Aplausos recibieron por su crudeza y teatralidad los austríacos de Belphegor, así como el death metal brutal y melódico de Dismember, que cerraron el día sin lluvia, pero con un halo de ausencia.

El domingo la temperatura emocional subió, aunque la lluvia acompañó a algunos de los toques. Eel clima pareció recordar que este festival no sería el mismo sin cielos encapotados, capas plásticas y pogos bajo el aguacero.

El domingo se vivió una jornada intensa, con 18 presentaciones entre locales e internacionales, en medio de un ambiente diverso que reunió desde el ska mexicano hasta el reggae argentino, pasando por indie introspectivo, psicodelia pop, y teatro performático disfrazado de rock.

Hubo pogo ‘retrofuturista’ con la banda mexicana Descartes a Kant; baile desenfrenado con el ska, cumbia, salsa y energía callejera de Los de Abajo, fundados en Ciudad de México, y el rock alegre de Apolo 7

Afinando sus notas de indie rock, los argentinos de Él Mató a un Policía Motorizado compartió éxitos como Sábado, de su álbum homónimo, El tesoro, Medalla de oro y Tantas cosas buenas, todas recibidas con entusiasmo por un público que llenó por completo el espacio, a pesar del frío y la lluvia, que no cesó ni con la potencia y la buena energía de Los Cafres, que cerraron la jornada con La naturaleza, mientras el agua resbalaba sobre las carpas donde se escampaba el público. Así como Viento, Suena la alarma, Aire y Tus ojos, dando un toque mas relajado con sonidos de reggae oriundo de Argentina.

Hay que reconocer frente al show, que el sonido fue más claro, los horarios más puntuales y las nuevas pantallas distribuidas por el parque ofrecieron una mejor experiencia visual en varios sectores.

La despedida de Rock al Parque ayer fue tan ecléctica como el clima de Bogotá, lleno de tonos grises, destellos de sol que se apagaron rápidamente y algunas gotas de lluvia, que llevaron a que los asistentes se pusieran plásticos y dejar de disfrutar de los sonidos de Hermanos Menores, la propuesta instrumental de la banda chilena Animales Exóticos Desamparados y el experimento con roces electrónicos de los franceses Carmen Sea.

Luego, la experiencia fue más terrenal con El Cuarteto de Nos, que despidió un puente festivo inolvidable, con mucha gente y el sueño de que fueran más de 80 mil que se pensaba desde el festivla, iban a acompañar el fin de este encuentro que el próximo año llega a los 30 años.

Ángela Paéz R.-ESCUELA DE PERIODISMO MULTIMEDIA EL TIEMPO