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Opaco rejoneo

Opaco rejoneo
Diego Ventura clava un par de banderillas a dos manos en su primer toro.
Diego Ventura clava un par de banderillas a dos manos en su primer toro.José Manuel Vidal Efe

El espectáculo de rejoneo de la feria sevillana de este año no ha sido tan exitoso como en ediciones anteriores. Por fortuna, la banda de música amenizó con vibrantes pasodobles los muchos momentos de escasa emoción que propiciaron los toros y los caballeros. Los primeros, mansurrones y rajados, y los toreros a caballo, menos poderosos, con menos acierto al clavar las banderillas y demasiadas pasadas en falso. En fin, que Ventura cortó una oreja con fuerte petición de la segunda en el quinto toro, en el que destacaron más sus ganas que su toreo; y Guillermo Hermoso paseó otra en el sexto después de un rejón trasero y un descabello.

Ventura estuvo desconocido ante su primer toro. No fue el caballero espectacular, poderoso y seguro de tantas otras tardes; incluso llegó a fallar en dos ocasiones consecutivas con las banderillas, lo que no es normal en este torero. Es cierto, no obstante, que el toro manseó en exceso y dificultó la labor del caballero, que trató de enmendarse con un par a dos manos con el caballo sin la cabezada, lo que le reconcilió con el respetable. La petición de oreja no fue mayoritaria, pero nadie le pidió después la vuelta al ruedo.

Salió en el quinto a por todas, a sabiendas que no había dejado buen sabor de boca en el otro. Más acertado, más apasionado, en exceso quizá, volvió a lucirse al poner un par de banderillas a dos manos con el caballo sin las riendas, pero todo quedó como muy acelerado, en la búsqueda desaforada de un trofeo.

Tampoco brilló como de costumbre Hermoso de Mendoza hijo. Falló al intentar clavar una banderilla, abusó de las pasadas en falso y mató mal a sus dos toros. En su haber queda las ceñidas hermosinas en su primero, al que citó desde las tablas con el rejón de muerte, y toro y torero se encontraron más allá de la boca de riego. Esperó al sexto en la puerta de toriles, y llegó a clavar hasta dos pares de garapullos a dos manos después con desigual acierto.

Por último, resulta curiosa la fea costumbre de Rui Fernandes de salir al tercio a saludar sin que nadie se lo pida. Pero él no lo duda. Mientras la plaza guarda silencio a la espera de que se anuncie el próximo toro, Fernandes coge el sombrero portugués con el que se adorna la cabeza y saluda a la concurrencia como si alguien lo hubiera requerido. En fin…

La verdad es que un año más, este caballero ha pasado por la feria de Sevilla sin pena ni gloria; no está claro si es un recomendado de la empresa o amigo de Diego Ventura, que lo impone para que abra plaza y no moleste. Y no molesta. En su primero, clavó siempre a toro pasado, con escasa conexión con el público mientras que, por fortuna, la banda amenizaba con pasodobles. Más animoso se mostró ante el cuarto, sin momentos de especial lucimiento, no que no evitó que saliera de nuevo a saludar por decisión propia.

Toros despuntados para rejoneo de Fermín Bohórquez, correctos de presentación, mansurrones y sosos.

Rui Fernandes: cuatro pinchazos, rejón trasero y un descabello (saludos por su cuenta); dos pinchazos y rejón trasero (saludos por su cuenta).

Diego Ventura: rejón en dos tiempos y un descabello (petición y saludos); rejón trasero (oreja y petición de la segunda).

Guillermo Hermoso de Mendoza: rejón y tres descabellos (ovación); rejón trasero y un descabello (oreja).

Plaza de La Maestranza. 4 de mayo. Novena corrida de abono de la Feria de Abril. Casi lleno.

Antonio Lorca

Es colaborador taurino de EL PAÍS desde 1992. Nació en Sevilla y estudió Ciencias de la Información en Madrid. Ha trabajado en 'El Correo de Andalucía' y en la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Ha publicado dos libros sobre los diestros Pepe Luis Vargas y Pepe Luis Vázquez.

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