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Cuando los artículos de opinión se dibujan

Cuando los artículos de opinión se dibujan

El humor gráfico ha sido históricamente un gran compañero de la prensa. Las buenas viñetas han demostrado ser tan buenos espacios de opinión y reflexión como los artículos escritos por los periodistas. De manera casi instantánea, aprovechando su gancho visual y gran poder de síntesis, han retratado los grandes asuntos del momento de una manera irónica o satírica, unas veces con un tono amable, otras con crudeza. Se han reído de políticos y poderosos, han señalado realidades incómodas, han denunciando injusticias y abusos de poder. En definitiva, han retratado la sociedad de su tiempo.

La exposición Ahir i avui, 100 anys d’humor gràfic, que puede verse en el Miramar Centre Cultural de Sitges hasta el 20 de julio, parte de una premisa tan original como estimulante: poner algunos chistes de hoy al lado de los publicados hace décadas y constatar que, a pesar de los años, los grandes temas que preocupan a los ciudadanos siguen siendo los mismos. La corrupción política, la crisis de la vivienda o el papel de la mujer en la sociedad no son asuntos propios de nuestro tiempo, sino que ya fueron retratados por humoristas de hace un siglo. Esta exposición lo demuestra confrontando la mirada sarcástica de hoy con la de hace un siglo.

La muestra compara chistes actuales y de hace décadas de temática similar, en el Miramar Centre Cultural de Sitges

Los tiempos cambian, pero muchas de las preocupaciones siguen siendo las mismas. Esta es la tesis de los comisarios de la muestra, Jesús Sánchez y Jordi Riera Pujal, quienes, a partir de una propuesta de la Fundación Gin, han seleccionado 143 viñetas satíricas de 62 autores y han puesto a dialogar el humor gráfico de hoy con el de ayer hasta construir una verdadera crónica social y política de algunos de los asuntos que han marcado la actualidad durante este último siglo.

El humor gráfico ha representado “una especie de terapia colectiva ante un poder que a menudo se ha ejercido contra el interés de la ciudadanía”, señala José Luis Martín, humorista gráfico de La Vanguardia y director de la Fundación Gin. “Si el poder no podía ser derribado, la sátira representaba el derecho a la pataleta”, añade.

Portada

Portada de una de las viñetas

La exposición está dividida en cinco bloques temáticos: la política y la sociedad, Catalunya, la escena internacional, las mujeres y el feminismo y, por último, el humor cotidiano. La mayor parte de la obra expuesta son reproducciones notablemente ampliadas para disfrutar mejor del trazo de estos artistas, aunque también es posible contemplar algún original. Hay viñetas de autores clásicos como Valentí Castanys, Apa, Gaietà Cornet, Junceda, Opisso, que se dieron a conocer en revistas como El Be Negre , ¡Cu-Cut! o La Campana de Gràcia. Y también asoman las firmas de Forges, Gin o Cesc, junto a autores que hoy siguen ejerciendo como humoristas gráficos: Kap, Puebla, Flavita Banana, Eneko, Manel Fontdevila o el propio JL Martín, dando una buena medida de la variedad de estilos gráficos y de registros plásticos de estos articulistas que escriben en imágenes.

En esta comparativa resulta curioso ver cómo pese al transcurso del tiempo se repiten situaciones como la crítica al centralismo de Madrid, el papel de los jueces, la crisis económica, el acceso a la sanidad o la burocracia de la administración. Incluso el avance de la ultraderecha (comparando viñetas de 1908 y del 2025) o la sátira sobre la familia Millet (en 1904 con Lluís ­Millet y en el 2023 con Fèlix Millet).

Las viñetas muestran también

Las viñetas muestran también los equilibrios de la política

LVD

Algunas de estas imágenes retratan escenas costumbristas, otras resultan más duras. El conflicto entre Israel y Palestina se cuela desde el pasado con una cruda viñeta de Ricard Opisso, que dibuja, con el talento que le era propio, una escena que recuerda al nacimiento de Jesús, pero con el establo reemplazado por una tienda de campaña que aparece lúgubremente rodeada de esqueletos. Desfilan también caras conocidas en estos chistes gráficos, como Trump, Putin o Pedro Sánchez, y demuestran que los humoristas que retratan la actualidad deben ser, a su vez, buenos caricaturistas si quieren que la sátira alcance su objetivo.

lavanguardia

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