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Barbara Kruger, la artista de la palabra, reescribe sus mensajes en Bilbao

Barbara Kruger, la artista de la palabra, reescribe sus mensajes en Bilbao

La palabra es un elemento consustancial al trabajo de la artista Barbara Kruger (Nueva Jersey, 80 años) por su forma y por su significado. Las imágenes recortadas de revistas, periódicos o anuncios fueron la materia prima sobre la que en los años ochenta ella, que se formó con Diane Arbus y Marvin Israel en el Parsons School of Design y pronto aterrizó en el grupo Condé Nast como directora de arte, inscribió un mensaje, un eslogan, un comentario.

Sus célebres collages resultan hoy tan certeros y potentes que su pertinencia cobra aún más urgencia con el paso de los años. Sirva de ejemplo uno de sus primeros paste-ups que reúne la primera gran retrospectiva de la artista en España que, desde el 24 de junio y hasta el 9 de noviembre, acoge el museo Guggenheim Bilbao. Una imagen en blanco y negro, muy granulada como si hubiera sido ampliada y reproducida en una fotocopiadora, muestra dos manos masculinas que se aproximan para darse un apretón y separados en los tres renglones que atraviesan la foto se lee: “No reconozcas nada / Culpa a todos / Muéstrate amargado”. O el célebre “Tu cuerpo es un campo de batalla” inscrito sobre el rostro en blanco y negro de una mujer dividido verticalmente en positivo y negativo. Aquella obra con la que empapeló Manhattan en 1989 para apoyar el derecho al aborto de las mujeres volvió a la primera línea, si es que alguna vez la abandonó, con la derogación de la ley en 2022 en Estados Unidos. La frase de Kruger es tan ubicua en el feminismo que parece parte del acervo, y quizá es una de las mejores pruebas de la grandeza de esta artista: su trabajo toca el nervio central de la sociedad. Another Day. Another Night, comisariada por Lekha Hileman Waitoller en Bilbao, es buena muestra de ello.

Una sala de la exposición de Barbara Kruger en el Guggenheim de Bilbao, en una imagen cedida.
Una sala de la exposición de Barbara Kruger en el Guggenheim de Bilbao, en una imagen cedida.Anders Sune Berg

Kruger ha empleado desde hace casi medio siglo la tecnología que tenía más a mano para formular su afilada crítica feminista con el mismo lenguaje que emplean los medios de masas. La sociedad de consumo, el capitalismo, la igualdad, los derechos de las mujeres o el supremacismo son cuestiones que laten en su trabajo, en un inconfundible tono, con un eco auténtico e íntimo. “Su obra es sutil y contundente, al mismo tiempo”, apunta el escritor Gary Indiana en un texto de 1999 que se incluye en el catálogo de la nueva muestra.

Precursora de los memes, Kruger no ha dejado de pensar y reformular. Tampoco de incorporar nuevas tecnologías con vídeos; con el sonido encontrado en internet, que viene a ser el nuevo “recorte” que ahora usa y que se reproduce en varios altavoces por el Guggenheim; o con los vinilos sobre los que imprime mensajes de inmensas letras con los que cubre paredes o el suelo, para convertir sus obras en cápsulas envolventes. Ese mar de grandes letras y mensajes aturde y no deja indiferente. Kruger plantea nuevas obras sencillas, directas y conceptuales sobre, por ejemplo, la pérdida de concreción que hoy sufre la idea de verdad, palabra difuminada en una de las salas de la exposición. “La impresión digital me ha permitido interactuar con espacios arquitectónicos y es mucho más barata que la producción de serigrafías gigantes”, explica la artista en la entrevista con la comisaria Lekha Hileman Waitoller que también se incluye en el catálogo. “Ríe por favor” puede leerse en uno de estos inmensos vinilos, frente a “Llora por favor”.

Una de las obras expuestas en la muestra de Barbara Kruger en el Guggenheim de Bilbao, en una imagen cedida.
Una de las obras expuestas en la muestra de Barbara Kruger en el Guggenheim de Bilbao, en una imagen cedida. Robert Wedemeyer

Sus últimas exposiciones en el Art Institute de Chicago (2021), en LACMA de Los Ángeles (2022), en el MoMa (2022), en Berlín (2022) se han adaptado a cada espacio como si fueran un traje a medida, y el Guggenheim es una prueba más. Un trabajo realizado exclusivamente para este museo, Camino (2025), abre la muestra marcando la ruta de los visitantes con frases en inglés, euskera y español escritas en el suelo con las tipografías paloseco (estilo Futura Bold y Helvetica Ultra compressed) que son marca inconfundible de sus obras, en las que reproduce una cita de Edgar Allan Poe e incluye flechas para dirigir el paseo. El juego esta vez es con el color verde y no con el rojo, otra seña clásica de su trabajo, que domina otras salas.

Bienvenidos a un mar de letras, signos, significantes y significados. No hay truco, ni egocéntrica astucia, sino un espacio que habla. Las palabras de James Baldwin, Frantz Fanon, George Orwell o Virginia Woolf también se incluyen en otras salas de esta muestra.

Obras expuestas en la muestra de Barbara Kruger en el Guggenheim de Bilbao, en una imagen cedida.
Obras expuestas en la muestra de Barbara Kruger en el Guggenheim de Bilbao, en una imagen cedida. Guggenheim de Bilbao

Su icónico “I shop, therefore I am” (Yo compro luego existo), inscrito sobre la imagen de una mano que parece detenida en el aire al querer agarrar algo, es uno de los collages que cobran nueva vida en grandes pantallas LED en Bilbao. La obra original y su mensaje se reconstruyen en un vídeo como si la formaran piezas de un puzle y el mensaje va cambiando “yo compro, luego yo acumulo”; “yo necesito luego yo compro”; “yo sexteo luego yo existo”; “yo amo luego yo necesito”; “yo muero luego yo fui”. El sentido del humor, la inteligencia y la interlocución directa, llena de dudas y preguntas, de bromas y giros, dan cuenta del hilo de pensamiento de esta artista brillante y única.

Millones de veces copiado y replicado, por espontáneos y por marcas como Supreme, el estilo Kruger es omnipresente y, sin embargo, irreproducible porque más allá de su estética formal está su mirada y las palabras. La artista se ha negado a perseguir judicialmente a sus imitadores, y en Untitled. That’s the Way We Do It (Sin título. Así es como lo hacemos, 2011-2020) crea nuevos collages a partir de las imágenes que ha encontrado en internet de imitaciones de otros. La resignificación de lo que ya estaba ahí no tiene freno. La propia artista en la entrevista del catálogo se pregunta: “¿Quién hubiera pensado que el haiku acabaría siendo la lengua del futuro? ¿Qué la brevedad del texto sería el gran detonador de significados online, con independencia de lo banales que estos puedan ser?“.

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