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¡No te pongas en riesgo al intentar refrescarte! Riesgo de infección en las piscinas.

¡No te pongas en riesgo al intentar refrescarte! Riesgo de infección en las piscinas.

La Dra. Zeynep Güngördü Dalar, miembro de la facultad del Departamento de Microbiología Médica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Biruni, hizo una declaración sobre los riesgos microbiológicos para la salud que supone nadar en la piscina durante los meses de verano.

El Dr. Dalar enfatizó que el agua de las piscinas puede contener muchos agentes infecciosos si no se siguen las normas de cloración e higiene adecuadas, y afirmó: «Algunos microorganismos, especialmente los resistentes al cloro, pueden sobrevivir durante mucho tiempo. Por esta razón, las piscinas pueden provocar la propagación de muchas enfermedades, como diarrea, fiebre aftosa, infecciones de la piel, ojos y oídos».

Las enfermedades más comunes transmitidas por la piscina

La Dra. Zeynep Güngördü Dalar, en su declaración sobre las principales infecciones que se pueden transmitir desde las piscinas, afirmó: «Especialmente en niños, pueden producirse infecciones gastrointestinales con síntomas como diarrea, vómitos y dolor abdominal al ingerir agua de la piscina. La fiebre aftosa transmitida por agua de piscina contaminada con virus puede provocar epidemias en los meses de verano. En piscinas con niveles insuficientes de cloro, las bacterias Pseudomonas y las infecciones fúngicas pueden causar enrojecimiento de la piel, picazón y erupciones cutáneas similares al acné. Las infecciones oculares y auditivas, como la conjuntivitis y la otitis externa, pueden producirse por contacto con agua sucia de la piscina. Aunque es poco frecuente, la Legionella que se propaga desde las piscinas puede causar la enfermedad del legionario, una infección respiratoria grave. Además, aunque el agua de la piscina no sea un agente causal directo, permanecer en un traje de baño mojado durante mucho tiempo aumenta el riesgo de infección del tracto urinario, especialmente en mujeres».

La Dra. Zeynep Güngördü Dalar afirmó que en el agua de la piscina se pueden encontrar bacterias como E. coli, Pseudomonas y Legionella; virus como adenovirus y enterovirus; parásitos como Cryptosporidium, Giardia y hongos, y que estos microorganismos pueden causar diarrea, irritación de la piel, inflamación ocular e infecciones del tracto respiratorio.

Las precauciones personales son de gran importancia

La Dra. Zeynep Güngördü Dalar destacó la importancia de las normas de higiene individual para prevenir enfermedades derivadas de las piscinas: «Es fundamental ducharse antes de entrar en la piscina; es importante evitar que el sudor, los residuos de cosméticos y los microorganismos del cuerpo se mezclen con el agua. Las personas con heridas abiertas, diarrea o infecciones cutáneas no deben entrar en la piscina, ya que esto pone en riesgo su propia salud y la de los demás usuarios. Es fundamental llevar a los niños pequeños a la piscina con pañales, ya que entrar con ellos puede causar graves problemas de higiene. Además, después de salir de la piscina, no se debe permanecer mucho tiempo con el traje de baño mojado y se debe usar ropa seca para prevenir infecciones fúngicas y del tracto urinario, especialmente comunes en las mujeres».

No sólo el agua sino también la limpieza del medio ambiente son fundamentales

Al afirmar que no solo el agua, sino también la limpieza de las áreas circundantes es fundamental para la higiene de la piscina, el Dr. Dalar afirmó: «Las duchas, los baños, los bordes de la piscina y los suelos húmedos son lugares donde los microorganismos pueden reproducirse fácilmente. Estas áreas deben limpiarse y desinfectarse con regularidad».

A qué prestar atención

La Dra. Zeynep Güngördü Dalar afirmó que los ciudadanos no siempre pueden determinar a simple vista si una piscina es higiénica, pero pueden hacerse una idea general prestando atención a algunas pistas. Añadió: «El agua de la piscina debe ser clara y el fondo claramente visible; el agua turbia o verdosa puede indicar una cloración insuficiente. Las áreas alrededor de la piscina deben estar limpias, ordenadas y secas; los suelos resbaladizos o con musgo indican falta de higiene. Un olor químico excesivo y molesto proveniente de la piscina a veces puede ser un indicador de prácticas de cloración incorrectas. Es importante que quienes entren a la piscina tengan señales de advertencia y observen el cumplimiento de estas normas. Además, el hecho de que los informes de análisis del agua que muestran el estado de mantenimiento y la seguridad de la piscina estén colgados en un lugar visible demuestra que las instalaciones trabajan de forma transparente y regular en materia de higiene».

Al final de su declaración, la Dra. Zeynep Güngördü Dalar advirtió: «Las piscinas son entornos seguros cuando se desinfectan correctamente. Sin embargo, incluso la piscina más segura puede convertirse en un riesgo para la salud si no se siguen las normas de higiene personal».

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