El secreto oculto del parásito: se infiltra en el cuerpo, desactivando los nervios que detectan el dolor.

El Schistosoma mansoni, un gusano parásito que se transmite a través del agua, se ha vuelto experto en infiltrarse en el cuerpo humano. Sus larvas penetran la piel, pero no se siente dolor ni picazón durante el proceso. El resultado es una enfermedad crónica que afecta a millones de personas: la esquistosomiasis.
SUPRE LA SENSACIÓN DE DOLOR Los científicos han resuelto el secreto de esta insidia. Según la investigación, el parásito secreta moléculas que suprimen ciertas células nerviosas en la piel del huésped. Estos nervios se conocen como neuronas TRPV1+ y normalmente alertan al cerebro del peligro con estímulos como calor, ardor o picazón. También intenta prevenir la invasión desencadenando una respuesta inmunitaria. LA ESPERANZA DE UN ANALGÉSICO El inmunólogo De’Broski Herbert, de la Facultad de Medicina de Tulane (EE. UU.), afirma que este descubrimiento podría sentar las bases para una nueva generación de analgésicos. Herbert afirmó: «Si podemos identificar moléculas que bloqueen la activación de las células nerviosas, podremos desarrollar una alternativa a los tratamientos actuales basados en opioides». PROBADO EN RATONES Los investigadores realizaron experimentos infectando ratones y comparándolos con grupos de control. Se observó que la respuesta inmunitaria en las células nerviosas de los infectados se redujo significativamente. Esto demostró que el parásito suprime los nervios, lo que facilita su entrada al cuerpo. Los científicos creen que estas moléculas podrían utilizarse con dos fines diferentes: desarrollar tratamientos preventivos contra la esquistosomiasis en personas expuestas a agua contaminada y allanar el camino para nuevos fármacos que alivien el dolor nervioso crónico. Sin embargo, enfatizan que se necesita más investigación debido a sus efectos inmunosupresores.
ntv