Alcohol en un avión: por qué incluso una copa de vino puede provocar un escándalo

Desde un punto de vista fisiológico, el alcohol deprime la corteza cerebral, reduciendo el autocontrol, pero al mismo tiempo activa las estructuras subcorticales, potenciando las emociones. Como resultado, una persona se vuelve impulsiva, pierde el sentido de la proporción y puede comportarse de manera inapropiada. En condiciones normales esto puede pasar desapercibido, pero en el espacio reducido de un avión incluso una pequeña dosis de alcohol puede provocar un conflicto.

¿Por qué volar potencia los efectos del alcohol?

Volar en sí mismo es estresante para el cuerpo: las turbulencias, el ruido, los espacios reducidos y el miedo a las alturas aumentan la ansiedad. El alcohol en tales condiciones actúa como catalizador, aumentando la irritabilidad y reduciendo la capacidad de autocontrol. El mito de que el alcohol ayuda a relajarse es peligroso: en realidad, excita el sistema nervioso y, en condiciones de bajos niveles de oxígeno, su efecto se potencia.

¿Por qué son peligrosas incluso pequeñas dosis?

El alcohol es incompatible con volar no sólo por el riesgo de comportamiento agresivo, sino también por la imprevisibilidad de la reacción del organismo. Cuando una persona está ebria, puede “desconectarse” en el momento más inoportuno o iniciar una pelea, lo que puede tener graves consecuencias, desde conflictos con los pasajeros hasta responsabilidades penales. La única opción segura es abstenerse por completo de consumir alcohol durante el vuelo, para no ponerse en riesgo ni poner en riesgo a los demás.