Los antioxidantes pueden ayudar a proteger contra la obesidad

Un menú colorido elaborado con una amplia variedad de verduras es señal de la presencia de antioxidantes. Entre los más destacados se encuentran las vitaminas A, C y E, así como minerales como el selenio y el zinc, y grupos de fitoquímicos, como los carotenoides.
Y todos estos nombres también aparecen mencionados en un estudio, realizado por investigadores de China, y publicado en la revista científica Frontiers in Nutrition , que investiga el vínculo entre el consumo de antioxidantes y la prevención de la obesidad.
Analizaron datos de 17.067 participantes de la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición (NHANES), una amplia encuesta que monitorea el estado nutricional de una parte de la población estadounidense. Científicos chinos concluyeron que quienes seguían un patrón dietético que priorizaba alimentos ricos en antioxidantes tenían un menor riesgo de sobrepeso.
El estudio no establece una relación causal; sin embargo, aporta evidencia de diversos estudios. «Además de una menor densidad calórica, común en dietas que priorizan las verduras, los investigadores buscaron demostrar que otros mecanismos intervienen en este contexto», comenta el nutricionista Celso Cukier, del Hospital Einstein Israelita.
Una de las explicaciones que se encuentran en el artículo es que los antioxidantes pueden reducir la inflamación y ayudar a combatir la resistencia a la insulina (un trastorno relacionado con desequilibrios en el metabolismo de la glucosa), que son factores clave en el desarrollo de la obesidad.
“El estudio refuerza que no basta con fijarse sólo en el número de calorías, sino que, sobre todo, conviene prestar atención a la calidad del menú”, afirma el doctor.
Lucha contra los radicales libres
Cuando una sustancia tiene acción antioxidante, significa que es capaz de neutralizar los radicales libres (átomos desapareados que necesitan electrones para estabilizarse). «Un exceso de estos radicales es responsable del daño celular», afirma el biólogo Nicholas Vannuchi, quien investiga diversas clases de antioxidantes en el laboratorio de la Universidad Federal de São Paulo (Unifesp), campus Baixada Santista.
Muchas de estas sustancias son sintetizadas por las plantas para protegerse en situaciones naturales adversas. Protegen contra los rayos ultravioleta y las inclemencias del tiempo, como las sequías, entre otras. «En la literatura científica, existen numerosos estudios que demuestran efectos positivos en la salud cardiovascular y el sistema inmunitario», afirma Vannuchi.
Aunque los antioxidantes gozan de buena reputación, cabe destacar que sus beneficios se relacionan con la ingesta dietética, no con la suplementación. «Existen riesgos asociados a las dosis altas», advierte Cukier. La vitamina E, por ejemplo, puede ser tóxica si se consume en exceso. Los suplementos solo deben tomarse bajo supervisión médica y tras realizar pruebas.
Vea a continuación algunos grupos que ofrecen antioxidantes:
Vitaminas:
Vitamina A
El micronutriente presente en las yemas de huevo, los boniatos, la leche y las espinacas es conocido por sus beneficios para la salud ocular. Además, desempeña un papel importante en el sistema inmunitario, participando en la producción de células de defensa.
Vitamina C
Otro gran aliado para la inmunidad, la vitamina C se encuentra en frutas como las naranjas, las acerolas, los anacardos y las guayabas, pero también aparece en la col rizada y los pimientos morrones.
Diversos estudios confirman su papel en la reducción de procesos infecciosos. También existen estudios que asocian este nutriente con el fortalecimiento óseo.
Vitamina E
El aguacate, el aceite de oliva y los frutos secos son ejemplos de fuentes de vitamina E, que por su potente acción antioxidante destaca en estudios por su función cardioprotectora y por ayudar a prevenir el envejecimiento prematuro.
Minerales:
Selenio
Su principal fuente son las nueces de Brasil; una sola porción es suficiente para cubrir tus necesidades. Se ha demostrado que el selenio reduce el riesgo de cáncer. También se relaciona con la lucha contra los problemas cardiovasculares y el daño cerebral.
Además de castañas, son proveedores de pollo, frijoles, leche y sus derivados.
Zinc
Esencial para el crecimiento y el desarrollo, ya que participa en la producción de células y forma parte de la producción de colágeno, el zinc no puede faltar en los menús infantiles.
También refuerza el sistema inmunitario. La deficiencia de zinc facilita la entrada al organismo de bacterias oportunistas peligrosas, como el virus de la gripe.
Las sardinas, la avena y el grano de trigo aportan la sustancia.
Carotenoides
Se trata de una gran familia de pigmentos, con miembros famosos.
El licopeno, que da a los tomates, sandías y cerezas de Surinam su color rojo, participa en la reducción del riesgo de cáncer, especialmente el cáncer de próstata.
Se ha destacado el betacaroteno, que se encuentra en las zanahorias, los mangos y las calabazas, por proteger los ojos y los huesos.
Menos conocidas, la criptoxantina y la zeanxantina contribuyen a la salud ocular. Este dúo da color a frutas como las nectarinas y los melocotones, y a verduras como la col rizada y las espinacas.
Fenólicos
Otro gran grupo de sustancias antioxidantes que, aunque no se menciona en los trabajos chinos, tiene evidencia de beneficios cardiovasculares.
Los ejemplos incluyen las antocianinas que se encuentran en la jabuticaba y el açaí, las catequinas que se encuentran en el té verde y las cerezas, la quercetina de las cebollas y el resveratrol de las uvas moradas y los cacahuetes.
Fuente: Agencia Einstein
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