Un tercio de los hombres cree que es capaz de realizar un aterrizaje de emergencia de un avión: ¿por qué piensan esto?

El efecto Dunning Kruger o el sesgo de exceso de confianza
Al realizar un aterrizaje de emergencia, ¿es realmente necesario demostrar lo difícil que es la maniobra para una persona sin experiencia? Una demostración de The Conversation.
Y como lo resumió el piloto Patrick Smith para The Washington Post: "Hay un 0% de posibilidades de que alguien pueda hacerlo. ¿Acaso la gente cree que puede hacer un trasplante? No. Entonces, ¿por qué creen que pueden aterrizar?"
Esto es lo que se denomina el efecto Dunning-Kruger (teorizado por dos psicólogos estadounidenses en la década de 1990, David Dunning y Justin Kruger), o un sesgo de exceso de confianza. Las personas con poca experiencia en un tema están, sin embargo, convencidas de su alta competencia. Por el contrario, los más competentes se subestiman. ¿Por qué? Cuanto menos sabemos sobre un campo, menos conscientes somos de sus complejidades. Mientras que quienes han adquirido conocimientos sobre un tema conocen las dificultades que presenta.
Más realismo en el lado femenino
¿Por qué, como en las encuestas sobre la capacidad para aterrizar un avión, los hombres sobreestiman sus habilidades? Citada por el Tribune de Genève, Morgane Rudaz, estudiante de doctorado en estudios de género en la Universidad de Ginebra, explica que «las mujeres tienden a mostrar un realismo práctico y reconocen que se requiere un vasto conocimiento para pilotar y aterrizar un avión. Por otro lado, algunos hombres tienden a sobreestimar sus habilidades y experiencia, lo cual se deriva de una socialización diferenciada y basada en el género».
¿Las mujeres tienen menos confianza en sí mismas que los hombres?
La escuela, la familia, las normas de género, las expectativas sociales... Esta situación también podría ser el resultado de un sistema que reduce la confianza de las mujeres en sí mismas en comparación con los hombres. Así lo demuestra Morgane Dion, cofundadora de Plan Cash y autora del libro "Las chicas buenas no triunfan: Un manual de lucha por la igualdad en el trabajo". "No se trata tanto de que nos falte confianza en nosotras mismas, sino más bien de que el mundo no confía en nosotras y sabemos que alguien aprovechará la más mínima oportunidad para desacreditarnos", explica. "Como resultado, los hombres hablan con más seguridad y audacia, incluso cuando tienen muy pocos datos que respalden sus afirmaciones, mientras que las mujeres primero querrán recopilar mucha información y asegurarse de poder respaldar lo que dicen".
Finalmente, varios estudios han demostrado que las mujeres no tienen menos confianza en sí mismas que los hombres, pero al ser juzgadas y criticadas más que ellos, especialmente en el trabajo, adaptan estratégicamente su comportamiento. «Esto no es sorprendente, dado que las investigaciones demuestran que las mujeres que se comportan asertivamente a menudo experimentan el efecto contrario, lo que las lleva a autocensurarse racionalmente», señala Naomi Schoenbaum, profesora de Derecho en GW, en las columnas de la revista Forbes.
SudOuest