Caducan toneladas de ayuda alimentaria para niños, dejando al gobierno de Trump en problemas

"No tengo una buena respuesta a esa pregunta", dijo Michael Rigas, funcionario de administración y personal del Departamento de Estado, al ser preguntado al respecto ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado. Presionado por el senador demócrata Tim Kaine, Rigas respondió: "Creo que esto es simplemente consecuencia del cierre de USAID", la agencia estadounidense para el desarrollo internacional. Se mostró "angustiado" por el desperdicio de alimentos y prometió "averiguar qué sucedió".

Según los funcionarios, Estados Unidos planea incinerar las galletas de alto valor energético, destinadas a la alimentación de emergencia de niños pequeños desnutridos en Afganistán y Pakistán, que expiraron en julio en un almacén de Dubai.

Según la revista The Atlantic, Estados Unidos adquirió las galletas hacia el final del gobierno de Joe Biden por unos 800.000 dólares. Los contribuyentes estadounidenses gastarán 130.000 dólares adicionales para destruirlas. El senador Kaine afirmó haber planteado el asunto al secretario de Estado, Marco Rubio, ya en marzo y lamentó que no se hiciera nada, ya que el gobierno «prefirió mantener el almacén cerrado, dejar que la comida se echara a perder y luego quemarla» en lugar de distribuirla.

Tras más de seis décadas, USAID dejó de existir oficialmente el 1 de julio, después de que la administración Trump considerara que ya no servía a los intereses de Estados Unidos. La agencia se fusionó con el Departamento de Estado. Su cierre causó conmoción en el ámbito humanitario.

Desde su regreso al poder en enero, Donald Trump ha implementado recortes masivos a la ayuda internacional, eliminando el 83% de los fondos para los programas internacionales de la agencia estadounidense de desarrollo. Bajo la presión de la Casa Blanca y la Comisión Doge de Elon Musk, se espera que el Congreso estadounidense apruebe esta semana recortes presupuestarios por casi 9.000 millones de dólares, incluyendo unos 8.000 millones inicialmente destinados a la ayuda internacional.

Sin embargo, el funcionario del Departamento de Estado señaló que Estados Unidos sigue siendo el mayor donante mundial de ayuda humanitaria. Michael Rigas también supervisó cientos de despidos en el Departamento de Estado como parte de la amplia campaña de recortes de gastos del presidente estadounidense.