El Guardián Amazónico apuesta por la naturaleza

Cuando los integrantes del colectivo Guardián Amazónico, de Florencia (Caquetá), fueron a registrar su nombre para crear su página en internet, se encontraron con que ninguna de las firmas que se encargan de eso como GoDaddy, Namecheap, o HostGator, entre otras, los aceptaba. Casi siempre les decían que ya estaba registrado el nombre.
Comenzaron a investigar y se encontraron con que existían compañías que tenían como objetivo registrar nombres para bloquear su uso y que incluso utilizaban la inteligencia artificial para buscar y registrar palabras que se asociaran con sus marcas.
Afortunadamente los nombres en internet tienen una vigencia y al parecer a alguien se le olvidó renovar el registro de Guardián Amazónico y los jóvenes caqueteños aprovecharon para hacerlo. Pero nuevamente les pusieron problema, les dijeron que la palabra ‘amazónico’ correspondía a los que provienen de una región que toca varios países y que no podían usar ese nombre.
La inteligencia artificial probablemente no se ha enterado de que en Colombia le decimos a Florencia la Puerta de oro de la Amazonía. George Tapiero, el líder del grupo, dice que esa conversación fue casi siempre con una inteligencia artificial porque las respuestas a sus preguntas solían llegar en segundos. “Entonces pregunté por qué Amazon sí podía registrar su dominio, si también se refiere a la Amazonía”. Afortunadamente, George de La Selva, como prefiere que le digan, es terco, e insistió e insistió hasta que por fin logró hablar con un ser humano y eso solo después de investigar y encontrar una lista de correos electrónicos: “Rebeca se llamaba la persona. Nos pidió demostrar cuál era nuestro trabajo, y preparamos un documento bonito, con fotos, links y videos, hasta que por fin nos dieron la autorización”.
Probablemente George Bezos no sepa que Florencia es una ciudad colombiana, seguro conoce la italiana, porque se casó en Venecia, cerca de allí. Pero, en cambio, estos jóvenes respiran el aire de la Amazonía las 25 horas, la ciudad donde nacieron; está ubicada en el piedemonte de la cordillera Oriental y tiene al fondo la inmensidad de los Andes y al frente esa selva mítica y profunda que se considerara el pulmón del planeta tierra.
En Florencia los jóvenes son conscientes de que la naturaleza es tal vez su mayor riqueza, en parte por el trabajo de estos, cerca de 20 jóvenes, que conforman el colectivo Guardián Amazónico.

En el Caquetá el verde es una de sus riquezas principales Foto:Archivo personal
La historia de Guardián Amazónico se remonta a 2018, en el barrio Comuneros, un sector que lidiaba con las constantes inundaciones provocadas por la quebrada La Sardina.
Fue en este contexto que George Tapiero, un ingeniero agroecólogo de la Universidad de la Amazonia (que se autodefine como una persona “habladora y entradora”), fue invitado por un presidente de la junta de acción comunal para que los apoyara en una actividad ambiental. La iniciativa inicial no fue solo plantar árboles, sino enseñarle a la comunidad su función mecánica en la retención de suelos y la prevención de la erosión, una perspectiva que marcó el ADN del colectivo desde el principio.
Esta primera jornada de reforestación se llevó a cabo de forma voluntaria y no solo resolvió un problema local, sino que sembró la semilla del interés colectivo y el gusto por un trabajo en equipo.
El punto de inflexión para Guardián Amazónico llegó de manera inesperada. El colectivo decidió postularse a una convocatoria de la cooperación internacional y la Fundación Gabriel García Márquez, que buscaba apoyar historias de resistencia comunitaria en el marco de la paz. Contra todo pronóstico, ganaron.
El premio: una cámara fotográfica y una asesoría personalizada. Este reconocimiento los puso en el mundo de la comunicación. El objetivo no era solo realizar actividades ambientales, sino replicarlas e inspirar a más jóvenes a asumir el reto del cuidado del río y del entorno. La comunicación estratégica se reveló como una herramienta fundamental, no solo para la difusión, sino para crear mensajes inspiradores y responsables.
A raíz de este logro, el colectivo comenzó a incursionar formalmente en el mundo del periodismo comunitario. Un viaje a Bogotá para recibir acompañamiento profesional les permitió “aterrizar muchas cosas que desconocían”, incluyendo la necesidad de definir una línea de trabajo clara para garantizar la sostenibilidad de su trabajo.

George Tapiero es el líder de este colectivo Foto:Archivo personal
Una vez fortalecidos, Guardián Amazónico amplió su radio de acción. Empezaron a documentar y contar las historias de otras organizaciones y comunidades que también realizaban iniciativas positivas en el territorio. Este acercamiento, siempre voluntario y sin costo, les permitió construir una vasta red de aliados.
Otro momento crucial en su trayectoria fue la colaboración con la organización Agrosol de Florencia en la ambiciosa ‘Siembratón de árboles por la Amazonía’. Esta iniciativa buscaba reforestar la Amazonía con 30.000 plántulas, y Guardián Amazónico asumió un rol esencial: el de las comunicaciones. Encargados de la creación de flyers, videos, campañas y la coordinación de eventos, demostraron su capacidad para movilizar a diversas organizaciones —sociales, públicas y gubernamentales— bajo una causa común. Esta experiencia no solo amplió su red de contactos, sino que les otorgó un reconocimiento y respeto en el sector ambiental, convirtiéndolos en referentes regionales en comunicación ambiental.
Diversidad profesionalLa fuerza de este colectivo reside también en la diversidad de sus integrantes. Está compuesto por jóvenes con distintas profesiones —psicólogos, ingenieros agroecólogos, estudiantes de ingeniería de alimentos y comunicación social—, el colectivo promueve un objetivo común: la visibilización de iniciativas que resisten el cambio climático y contribuyen al cuidado de la Amazonía. Además, ha servido para forjar vocaciones profesionales. Una de las integrantes, que no tenía claro su futuro, se decidió por la comunicación social cuando vio el impacto del colectivo.
Poco a poco su oferta de servicios se ha ido enriqueciendo. Surgieron las “ludotecas” y mini-proyectos en Florencia que utilizan la comunicación ambiental para educar a jóvenes, donaciones de libros, ropa e instrumentos musicales.
El sueño ahora es hacer una miniescuela de jóvenes periodistas ambientales, aprovechando el aprendizaje de estos años y los equipos que han ido reuniendo.
Adicionalmente, el colectivo incursionó en el control social, formándose como veedores ciudadanos. Un ejemplo claro fue su veeduría a un puesto de salud inactivo desde su inauguración, logrando, a través de “ciberactivismo responsable” y gestión con entidades como la Defensoría del Pueblo y la Procuraduría, que el centro se restableciera y recibiera una inversión millonaria para su adecuación y funcionamiento

Guardián Amazónico ya tiene su propia imagen y una alta conciencia del trabajo en equípo Foto:Archivo personal
Esta experiencia los impulsó a presentarse a una convocatoria del Ministerio de Ambiente para veedurías ambientales, con el objetivo de monitorear la rendición de cuentas de la gobernación en materia ambiental, buscando mayor ambición y transparencia en las metas de desarrollo.
Tapiero dice que le inspiran mucho modelos como la Fundación Tiempo de Juegos y la productora Lansuka, que a través del fútbol y los deportes promueven el cambio social.
Guardián Amazónico ya es un referente en su departamento. Este año los nominaron al premio Líderes del territorio, que celebra el trabajo de las personas y organizaciones que trabajan por la comunidad caqueteña.
La sola nominación fue recibida por los integrantes del colectivo como un gran logro, pero no eran optimistas de que iban a ganar. Tanto que no tenían pensado asistir a la ceremonia de premiación. “El día de la premiación recibí una llamada para confirmar mi asistencia y les dije que no podíamos ir porque teníamos una actividad, pero insistieron tanto que tuvieron que decirnos que nosotros éramos los ganadores. Quedamos sorprendidos, porque realmente no hicimos nada para que nos dieran el premio”, recuerda Tapiero. Y de verdad que no tenían nada que hacer, los méritos estaban en su día a día, en su compromiso con la región.
En estos tiempos de calentamiento global y cambio climático, la labor de colectivos como Guardián Amazónico se vuelve prioritaria y mucho más en una región como la Puerta de Oro del Amazonas. Gracias al profesionalismo de su trabajo se han ganado la confianza de las autoridades públicas, el sector privado y la cooperación internacional.
Son conscientes de los retos que implica trabajar en una región duramente afectada por el conflicto y asumen los riesgos con la prudencia que dan los años y la experiencia. Saben cuidarse. “Nosotros conocemos las circunstancias y las asumimos. Por ejemplo, sabemos que no podemos volar un dron en ciertas zonas, lo cual es una lástima porque a veces hay cascadas o lugares naturales que merecen ser visibilizados, pero nosotros debemos tomar precauciones”. Asimismo reconoce que en su papel de veedores de la naturaleza también pueden resultar incómodos para ciertos alcaldes y autoridades, pero al final de todo, se siente tranquilo, pues hasta el momento no han recibido ningún tipo de amenazas por su trabajo.
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