Muere a los 88 años Roberta Flack, icono del soul y voz de ‘Killing me Softly’


La cantante y pianista estadounidense Roberta Flack, icono del soul y el R&B en la década de los setenta que pasará a la historia como voz de Killing me Softly With His Song y The First Time Ever I Saw Your Face, ha muerto a los 88 años, informa su publicista Elaine Schock en un comunicado distribuido por la agencia AP. La artista ganadora de dos premios Grammy consecutivos a mejor canción, que anunció que padecía esclerosis lateral amiotrófica (ELA) en 2022, ha muerto este lunes “en paz” y rodeada de su familia: “Roberta rompió límites y récords. Y era también una orgullosa educadora”.
Roberta Cleopatra Flack, nacida en Black Mountain, Carolina del Norte (EE UU), el 10 de febrero de 1937, logró la fama en su treintena gracias a que Clint Eastwood utilizó en 1971 su versión de The First Time Ever I Saw Your Face, balada del folclorista británico Ewan McColl grabada dos años antes, para una escena subida de tono en su debut en la dirección: Escalofrío en la noche, donde Eastwood interpreta a un DJ radiofónico aficionado a la buena música. A ese número uno en las listas se le unió en 1973 Killing me Softly With His Song, que la convirtió además en la primera artista en llevarse dos Grammy a mejor canción consecutivos (en su vida sumó cuatro galardones en total).
La estadounidense, educada como pianista clásica, comenzó su conexión con la música cantando en la iglesia donde su madre tocaba el órgano, lo que le empujó a estudiar música en Washington y volver a casa como profesora y cantante ocasional. Flack se convierte, además, en voz de night club en Washington, donde la encuentra Les McCann, establecido pianista y cantante de jazz, en 1968. Es él quien alerta a su discográfica, Atlantic Records, de su potencia. Y Ahmet Ertegün, el gran capo del sello neoyorquino, la ficha para que sea la voz de R&B susurrante, frágil, sofisticada del sello. First take (1969) es su primer disco y se graba en un día.
En los dos años siguientes, entra y sale de la lista de lo más escuchado, hasta que Eastwood descubre el tema que la coloca definitivamente como número uno durante seis semanas. En 2018, Spotify la coronó como la canción más triste de la historia. Para este 1971, Flack ya había lanzado nuevos elepés, Chapter two (1970) y Quiet fire (1971), y preparado un disco de duetos con Donny Hatthaway. Ese Roberta Flack and Donny Hatthaway (1972) se convierto en otro éxito. En su quinto disco, es donde Flack incluye Killing me Softly With His Song, escrita por Norman Gimbel y Charles Fox a instancia de Lori Lieberman. Entre sus otros triunfos están Feel Like Makin’ Love (1975), Where Is the Love y The Closer I Get to You. En 2020, los Grammy le entregaron un galardón honorífico, con 20 discos a sus espaldas.
La artista, que estuvo activa desde 1968 a 2022, se prodigó posteriormente también en los géneros jazz, pop y soul —además del R&B— con otras canciones como Where Is the Love o álbumes como Blue Lights in the Basement o Roberta. En las décadas de los ochenta y noventa, su música no alcanzó la cima de las listas de éxitos debido a diversos cambios de tendencias en los gustos del público, pero siguió manteniendo una audiencia muy fiel. De hecho, fue entonces cuando también incursionó en la música moderna, colaborando con productores y músicos jóvenes para explorar sonidos más contemporáneos; su álbum I’m the One (1982) así lo demuestra. Con el nuevo siglo, Roberta Flack optó por actuar en conciertos selectos y lanzar proyectos especiales; su último álbum fue Let It Be Roberta, un recital de los Beatles que salió en 2012. En 2016, la 13 veces nominada a los Grammy sufrió un derrame cerebral, lo que afectó temporalmente a su capacidad para tocar el piano, pero siguió trabajando en su carrera y en la preservación de su legado musical.
EL PAÍS