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Las paredes del CC Recoleta, revocadas por la tradición colonial

Las paredes del CC Recoleta, revocadas por la tradición colonial

La dificultad también era que la tierra no es la misma cuando una se mueve de geografía, por eso, la artista Victoria Pastrana trasladó desde su casa en Amaicha del Valle (Tucumán) a El Recoleta la arcilla necesaria para Minga de lo Frágil. Junto con Sin título (Pabellón Argentino) del artista Nicolás Rodríguez, las obras forman la muestra Corteza interna en la sala 5 del Centro Cultural Recoleta, que puede visitarse hasta mediados de este año.

Ambas obras se disponen en la sala que antiguamente fue una pequeña capilla, de techos más bajos, abovedados, su ingreso marca una entrada al espacio de lo doméstico, del hogar, a la casa. A la arquitectura térrea de esas casas al margen, revocadas por la tradición colonial.

Detalle de la obra de Nicolás Rodríguez. Detalle de la obra de Nicolás Rodríguez.

“Es un edificio de 400 años, con muchas paredes originalmente construidas de adobe, que fueron revestidas sucesivamente dando la apariencia de una superficie plana y blanca, resaltando un tipo de arquitectura que venía de otro lugar”, explica Rodríguez a Clarín. “Pensaba en el ejercicio y la insistencia de sostener ese revoque y en el paralelismo que existe en el sostener una apariencia de algo que no es. Y qué pasaría si un día ese revestimiento cediera y se viera lo que siempre estuvo ahí”, agrega.

Sin título (Pabellón Argentino), fue diseñado como un site specific que rasga la impoluta superficie de pared blanca que supo ser antigua bóveda de crucería antes que sala 5. La tierra, barro, arcilla, las desenfrenadas vísceras ocultas bajo la pared del cubo blanco quedan expuestas, el adobe enuncia la fragilidad de toda construcción.

La fragilidad de la construcción de adobe, de Nicolás Rodríguez. La fragilidad de la construcción de adobe, de Nicolás Rodríguez.

Un hogar etéreo

En el otro extremo de la sala, tenues bolsas cubiertas con arcilla proyectan sombras, generan algo del frescor propio de las construcciones de adobe, temperatura preciosa cuando el sol se eleva amenazante en el Noroeste argentino. “La idea principal de la casa siempre fue aludir, en primer lugar, a mi situación de migrante, de persona que tiene que irse del territorio”, dice Pastrana. “Uno viaja con lo puesto, con la mochila, cómo he tenido que transportar obra, también”, agrega.

Las migraciones internas son constantes en el NOA, migraciones golondrina reguladas por los tiempos de la zafra o el limón; también movimientos más grandes, migraciones al sur del país para trabajar en algunas de las empresas que se instalan en la Patagonia o en la cosecha de la pera.

Redes con adobe construyen una trama. Redes con adobe construyen una trama.

Pastrana alude a ese movimiento obligado. Ella misma se mueve entre territorios, aunque su producción es desde Amaicha del Valle, en donde está instalada. Critica con contundencia la imposición de “irse para progresar”, de territorios que se van despoblando por la falta de políticas públicas, por la falta de instituciones que promuevan sostenes vitales para sus habitantes. La fragilidad de la casa, también alude a una fragilidad para sostener la presencia.

La casa como piel, emula cómo nos vamos envolviendo, los colores y las texturas con que nos abrigamos en distintos planos dérmicos. “El adobe implica recolectar los componentes, prepararlo, aplicarlo en grupo y, luego, mantenerlo. Son todas etapas en las que tenés que estar, poner manos y cuerpo. Eso me gusta. Reunirme con gente y compartir, en tiempos de fugacidad e individualidad, compartir es una decisión política”, explica Rodríguez.

Detalle de la pieza de Victoria Pastrana.Detalle de la pieza de Victoria Pastrana.

La casa como construcción comunitaria aparece, también, en la obra de Pastrana. “Es muy loco, siempre tener que explicar que sos de una comunidad porque eso ya condiciona muchos aspectos de tu vida”, dice la artista a Clarín. “Desde lo laboral, lo familiar, lo cultural, puntualmente en cómo se conforma una comunidad –la Comunidad Indígena de Amaicha del Valle– que, en este caso, está establecida en relación con el pueblo del que forma parte. Hay diferentes obligaciones como comunero, puntualmente participar dentro de la política; por otro lado, hay algo mucho más ligado al vínculo familiar. Ahí también siento mucho cobijo, que va ligado a las actividades comunitarias que se hacen en las casas, desde la comida”, explica.

Vinculada al sostén, al abrigo, la casa y el adobe como su material, también como el trabajo en común para levantar las paredes de la vivienda. La alusión es a la fragilidad de la casa por las migraciones que la interrumpen todo el tiempo, un hogar etéreo que se construye en las circunstancias del nomadismo indeseado.

Con bolsas de cebollas tejidas trabajó Victoria Pastrana. Con bolsas de cebollas tejidas trabajó Victoria Pastrana.

El adobe de Pastrana es tenue, impregna bolsas de plástico naranja, las que se usan en las verdulerías para poner las cebollas o papas, cuya trama es muy similar a la de un tejido manual. Flota en el aire, pende del techo, sin cimientos. “Esta casa quisiera arraigar, quisiera plantar, pero la realidad es que no tiene cimientos, tiene el aspecto de algo flotante, inestable”, expresa.

En la obra de Pastrana y en la de Rodríguez, se manifiesta el contrasentido de una corteza interna, la tensión dual, endoesqueleto y exoesqueleto, aunque la dualidad taxativa también sea rastreable en la herencia colonizada. Entre lo que sostiene y lo que quisiera sostener, entre lo interior que se destapa y se ha cubierto, entre lo que emerge y lo que flota, lo nómade y lo que se adapta, suceden ambas obras. Ellas se enlazan, muestran un efecto/afecto común, sugieren la actualización pasada en el presente, las rupturas y constancias en el corazón arquitectónico de una antigua capilla, también doméstica.

Corteza interna se puede visitar en la sala 5 del Centro Cultural Recoleta (Junín 1930, CABA) con entrada libre y sin costo para residentes argentinos, de martes a viernes de 12 a 21, sábados, domingos y feriados, de 11 a 21, hasta el 20 de junio.

Clarin

Clarin

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