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Fusiones y disolución de institutos y museos en Cultura de la Nación

Fusiones y disolución de institutos y museos en Cultura de la Nación

Una bomba informativa explotó en el área de Cultura de la Nación, luego del triunfo de La Libertad Avanza en la Ciudad de Buenos Aires, nacionalizada por el oficialismo y la oposición pese a ser una elección local. La mecha fue encendida por una decisión que se tomó en el ministerio de Desregulación y Transformación del Estado, a cargo de Federico Sturzenegger. Alcanza a museos e institutos históricos.

Breve síntesis preliminar: algunos organismos desconcentrados, tanto en su manejo administrativo como en su gestión artística, pasan a ser centralizados. Todo lo concerniente a la administración de éstos quedará en manos de la Secretaría de Cultura de la Nación, a cargo de Leonardo Cifelli, quien reporta directamente a la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei. En su área se perfila y ultima la estrategia de la "batalla cultural" libertaria.

El secretario de Cultura, Leonardo Cifelli, junto al diseñador Roberto Piazza, en el búnker de LLA el domingo último. Foto de Mariana NedelcuEl secretario de Cultura, Leonardo Cifelli, junto al diseñador Roberto Piazza, en el búnker de LLA el domingo último. Foto de Mariana Nedelcu

Según fuentes oficiales inobjetables, entre estos organismos que pasan a ser centralizados se encuentran el Museo Nacional de Bellas Artes (que dependerá de la subsecretaria de Patrimonio, a cargo de Liliana Barela), el Palacio Libertad (ex CCK), Tecnópolis, la Conabip (Bibliotecas Populares) y la Comisión Nacional de Monumentos. Esta última será sustituida por un Consejo Asesor ad honorem, que dependerán directamente del secretario Cifelli.

El presidente Javier Milei y su Ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger.
Foto Juano Tesone El presidente Javier Milei y su Ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger. Foto Juano Tesone

La motosierra de Sturzenegger se aplicará también a varios Institutos de investigaciones históricas, como el Instituto Nacional Yrigoyeniano y el Instituto Juan Manuel de Rosas, que serán fusionados en uno solo, creado ad hoc, junto con otros tres que se disuelven: estos son los institutos nacionales Browniano, el Belgraniano y el Newberiano. Aunque estos tres últimos desaparecen como tales, sus acciones e investigaciones serán “rejuntados” en un nuevo Instituto Nacional de Investigaciones Históricas. Así nos lo confirman. Habrá que esperar.

Pongamos ahora la lupa en algunos de estos cambios, ajustes o "rejuntes", como se prefiera llamarlos.

La Comisión Nacional de Monumentos Históricos, que surfeó todas las gestiones políticas en Cultura, dejará de existir y será sustituida por un Consejo Asesor ad honorem, cuyas decisiones serán vinculantes. Para poner en contexto: hoy la Comisión es un organismo de decisiones autárquicas; la actual presidente, Mónica Capano, viene de la gestión albertista y tiene un mandato de seis años. Los integrantes del nuevo Consejo serán también modificados.

Entre los que sobreviven pero cambiarán de status están el Instituto Nacional Sanmartiniano, que pasará a ser un Museo Nacional, y el Instituto Nacional de Estudios Eva Perón, que se convertirá “legalmente” en Museo, porque según los voceros consultados, “ambos organismos, por su patrimonio y edificios, tienen características museísticas, atraen visitantes y turistas. Dada la relevancia de su acervo serán museos nacionales”.

Fachada del Museo Evita, en Palermo. Aunque su colección y administración son privadas, tiene participación estatal. Será restructurado. Fachada del Museo Evita, en Palermo. Aunque su colección y administración son privadas, tiene participación estatal. Será restructurado.

El Museo Evita es uno de los más visitados del país y el favorito del turismo. Legalmente es un Instituto de Estudios sobre la figura histórica de Eva Duarte. En la nueva modificación tendrá estructura formal de Museo Nacional, pese a que su acervo es privado y pertenece a la familia.

¿Y qué pasará con la Conabip?, quisimos saber. Los voceros subrayaron que “su mecanismo de financiación permanecerá inalterable y el federalismo no se verá afectado”. Esto significa, según las fuentes, que “el fondo especial” creado por ley 23.351, para otorgar beneficios directos a las bibliotecas populares reconocidas por la Conabip, continuará vigente como hasta ahora. Es decir, un decreto no puede modificar lo dispuesto por ley.

Pero si las medidas inesperadas sorprenden, espere el lector a conocer otras dos perlas de la decisión de Sturzenegger que, con criterio quirúrgico, aplicará en Cultura.

Teatro de operaciones

El Instituto Nacional del Teatro (INT) fue uno de los temas en discusión desde aquel primer DNU quilométrico presentado por el presidente Javier Milei en el Congreso, también elaborado por Sturzenegger, que reducía drásticamente la administración central y aplicaba la motosierra a varias instituciones culturales. Fue el caso, luego desestimado, del Fondo Nacional de las Artes (FNA), hoy en pleno funcionamiento bajo la presidencia de Tulio Andreussi. Pues ahora el INT quedará centralizado, lo que implica reducir su estructura.

La Ley del Teatro exige que solo el 10% del presupuesto sea gastado en contratos y gastos operativos, y el 90% sea invertido para fomentar la actividad teatral. En 2024, según nos dicen las fuentes, “el 65% del presupuesto se gastó en personal y operativos, y solo el 35% fue para el teatro. Vamos a cambiar esa matriz evitando funciones duplicadas, burocracia y estructuras sobredimensionadas, para que las asignaciones específicas vayan al teatro y no a la burocracia estatal”.

Si alguna actividad es cercana al corazón del secretario Cifelli es el teatro. Tanto es así que la semana pasada presentó por todo lo alto la nueva revista musical, que rinde culto al género y rescata el patrimonio teatral.

El INT dejará de ser un organismo de ese rango para convertirse en una Dirección Nacional, con igual mecanismo de financiación, según cuentan las fuentes del gobierno. Pero sí se eliminará el Consejo Directivo y los representantes provinciales, que son 24 funcionarios pagos. Según afirman, “esos contratos que quedarán sin efecto, representan un ahorro de más de 150 millones de pesos al año. Esto no se invertía en el teatro. Ahora solo habrá un Consejo Asesor ad honorem, conformado por representantes del quehacer teatral, y ese dinero se destinará a la actividad teatral”.

Esa nueva Dirección del Teatro dependerá directamente de Cifelli. Como Director nacional asumirá Federico Brunetti, hasta ahora subsecretario de Promoción Cultural. Y Mariano Stolkiner, a cargo hoy del INT, pasará al gabinete del secretario de Cultura de la Nación.

Juntos pero no revueltos

En cuanto al nuevo Instituto Nacional de Investigaciones Históricas que asumirá las funciones de los que se disuelven, enumerados más arriba, será “jerarquizado para dedicarse a las investigaciones y estudio de los próceres y personalidades relevantes de la patria, y no solo de algunos”, dijo una alta fuente oficial.

Vaya preparándose el lector para que el nuevo organismo le abra las puertas al estudio de políticos muertos también en el XXI. Podríamos apostar que Carlos Saúl Menem será una de las figuras analizadas. Pero aún queda un dato que dará miga al debate: el Instituto Nacional Juan Domingo Perón que, por esas modificaciones a la estructura de la administración pública central quedó en la órbita del ministerio de Capital Humano, a cargo de Sandra Pettovello, será disuelto.

Que no cunda el pánico. Los institutos mencionados, ya sea que se disuelvan, modifiquen su estructura o resulten fusionados, mantendrán sus partidas presupuestarias para las actividades concretas de su quehacer.

La pregunta que queda flotando es qué pasará con el personal. Aunque la dotación de algunos de ellos es reducida, no cabe duda de que al concentrarse la administración de todos ellos, la espada de Damocles pende sobre el área de recursos humanos.

Fuentes gubernamentales procuraron sintetizar cuál es la lógica de esta mega decisión del ministro Sturzenegger, que no alcanza solo al área cultural, pero es la que nos interesa. “Para poder reducir la intervención estatal y maximizar la eficacia en la gestión pública, resulta imperioso revisar las funciones redundantes o cuyo aporte es marginal, asegurando así que los recursos públicos se asignen de manera más racional y efectiva”, concluyen.

Para ello “se eliminan consejos pagos, se reordenan estructuras administrativas y se simplifican procesos, manteniendo sus funciones y los presupuestos asociados, pero vamos a trabajar en una cultura de calidad en forma más eficiente”.

Habrá que esperar los alcances de esta lógica. En un año electoral, no son pocos los que cederán a la tentación de librar la batalla cultural libertaria desde la plataforma cultural que hoy conduce la secretaria general, Karina Milei, fortalecida tras el triunfo de La Libertad Avanza (LLA) en Buenos Aires, bastión del PRO durante 20 años ininterrumpidos.

Clarin

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