Fernando Aramburu regresa al cuento con ‘Hombre caído’: humor ácido y tragedias cotidianas

Escritor, profesor y traductor nacido en San Sebastián en 1959, Fernando Aramburu es autor de la celebrada novela Patria, sobre los tiempos violentos en el País vasco, que lo llevó a obtener el Premio Nacional de Narrativa en 2016, entre otros importantes reconocimientos, y con más de una decena de libros publicados, como Los peces de la amargura, de 2006, con el que obtuvo el Premio de la Real Academia Española en 2008, se convirtió en uno de los narradores fundamentales de la literatura española de los últimos años. Hombre caído (Tusquets, 2025) es el libro con el que vuelve a los relatos después de 13 años de la publicación de su título anterior dedicado al género.
Los catorce cuentos fueron escritos con distintas técnicas narrativas y hablan sobre personas “comunes y corrientes” del siglo XXI, que en su mayoría habitan en ámbitos urbanos y viven circunstancias, en general más privadas que públicas, en las que se despliegan algunas de sus facetas que no siempre admiten ante ellas mismas y, mucho menos, frente a los demás.
El hombre caído del relato que da su título al libro, en contra de lo que podría pensarse, no aborda cuestiones existenciales, sino que cuenta la historia de un hombre mayor que cayó literalmente en la vía pública y permanece en el suelo, mientras lo rodea una docena de transeúntes interesados en observar los detalles de su desafortunada circunstancia.
Cuando dos hermanos –un hombre y una mujer también mayores– que discuten sobre temas económicos cruciales en sus vidas pasan por el lugar, intentan encontrar la forma de ayudar a levantarlo, pero uno de los observadores le advierte que ni se le ocurra, porque eso iría “contra las normas”. Entonces el hombre que transitaba con su hermana concluye que “todos estos mirones lo único que buscan es alargar el placer que les produce ver a un semejante en apuros”.
Por momentos, en ocasiones en las que se esperaría que los los personajes expresen su tristeza o angustia, aparecen reacciones más propias del cinismo, el absurdo o de circunstancias tragicómicas.
El humor está presente en algunas de las acciones principales hasta en relatos como "Klaus", sobre dos parejas de adultos mayores vecinas cuyas rutinas se alteran cuando al hombre de una de ellas le detectan un cáncer terminal. Los vecinos del enfermo toman todo tipo de recaudos higiénicos cada vez que lo visitan, aunque saben bien que su mal no es contagioso.
Aramburu, que vive en la ciudad de Hannover, Alemania, donde nació su mujer, con quien está en pareja desde hace 35 años, contó que este relato, aunque cambió los nombres, está inspirado en un caso real.
Los personajes de los cuentos suelen rondar los 60 años y en varios de ellos el autor aborda las vicisitudes de las relaciones matrimoniales que llevan años o hasta décadas: “la dificultad que tenemos los seres humanos para establecer relaciones armónicas duraderas”, en sus palabras.
En algunos casos, lo hace posando la lupa sobre situaciones cotidianas desopilantes, como sucede en el relato "Culo subido", donde una mujer de vida universitaria tiene que brindar una conferencia académica y por la mañana ante el espejo descubre una tragedia, que transmite entre lágrimas a su marido: “Se me ha subido el culo”.
Él decide implementar un tratamiento acelerado de masajes con la asistencia de un rodillo para intentar solucionar la insólita desgracia estética, que desembocará en el final del cuento que, como sucede en todos los casos, sorprende como un cross a la mandíbula por su efecto inesperado.
“Cualquier cosa se puede convertir en literatura”, decía Hebe Uhart, maestra en el arte de narrar lo cotidiano, “siempre que esté bien contado”. Aramburu cuenta con genialidad situaciones que pueden ser mínimas o trascendentales, y que en ocasiones transcurren en habitaciones cerradas, como la desdicha de un joven atractivo y mujeriego, que por meterse con la chica equivocada terminó convertido en una especie de monstruo con una cara “completamente plana” y desfigurada, “sin nariz, sin rasgos” y con un solo ojo, condenado a vivir confinado entre cuatro paredes.
O como la de Richi Pardal, un hombre que tiene problemas en la espalda, en el trabajo y en su matrimonio, y anuncia a su mujer y sus hijos que en cualquier momento se va a suicidar porque ya está cansado de vivir su vida. Pero no lo hará así nomás, sino que plantea realizar un espectáculo en torno a su acto final, vendiendo entradas para dejar la recaudación a sus herederos.
“Arenas y el recién llegado convencieron a Antonio para que fijara con cinta adhesiva una nota en el vidrio de la entrada. La escribió Arenas con bolígrafo en una hoja de papel. La nota, como los carteles distribuidos por la ciudad, no hablaba de suicidio, sino de ‘última despedida’.
Debajo del anuncio, con letras más finas, se consignaban los datos necesarios para quienes desearan hallarse en el evento: fecha, lugar y precio de la entrada”, dice en uno de los párrafos más desopilantes del relato, que avanza con la naturalidad de un pez moviéndose entre aguas de tragedia y humor ácido a la vez.
Fernando Aramburu habla de «Hombre caído», su nuevo libro que ya se encuentra disponible en librerías. Una colección de relatos tan intensa como reveladora. https://t.co/M20HueG1u8 pic.twitter.com/nYhombAdVR
— Fernando Aramburu (@FernandoArambur) March 5, 2025
“Los cuentos de este nuevo libro de Fernando Aramburu van de la emoción al terror, del absurdo a la sorpresa y el humor, de la angustia a la más inquietante normalidad, y todos son inolvidables”, dice la contratapa acerca de esta colección de relatos que “ofrece una lúcida inmersión en la naturaleza humana”.
Agregó el autor, en una entrevista reciente en España: “Las historias no son en absoluto fantásticas, pueden ocurrir en cualquier momento. A los lectores les va a resultar un poco difícil adoptar la posición del mero testigo pasivo, hay una interpelación continua a comportamientos que pueden resultar muy familiares”. Nadie está exento de identificarse con uno de sus personajes, con algunos, o con todos.
Hombre caído, de Fernando Aramburu (Tusquets).
Clarin