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El afán de un turista por sacar una foto destroza una obra de arte en un museo de Verona

El afán de un turista por sacar una foto destroza una obra de arte en un museo de Verona

La Casa Museo Palacio Maffei, una joya barroca en el corazón de Verona, con obras maestras y curiosidades que han sobrevivido siglos, no pudo resistir el peso de la insensatez moderna. Por lograr una foto inédita, un turista se sentó en la 'Silla Van Gogh' del artista contemporáneo Nicola Bolla, una pieza delicadísima, enteramente revestida con cientos de cristales Swarovski, cuyo valor se estima en decenas de miles de euros. El resultado era de esperar: un crujido y la obra destrozada bajo el peso del vándalo. La silla es una reinterpretación de la silla presente en la famosa pintura de Van Gogh de 1888. La obra del artista Bolla ocupa una sala en el Museo Maffei, que alberga la ecléctica colección de Luigi Carlon, abarcando desde la arqueología hasta el arte contemporáneo.

El suceso, que ha tardado unas semanas en trascender públicamente hasta la finalización de los trabajos de restauración, ocurrió bajo los «ojos» impasibles de las cámaras de seguridad. Dos turistas, de nacionalidad y nombres desconocidos, aguardaron astutamente la salida del personal de vigilancia de la sala. Su objetivo era lograr una «foto de efecto». Primero, la mujer intentó simular sentarse en la obra, y la silla resistió. Luego, su acompañante, un hombre, se apoyó con todo su peso sobre la delicada superficie. La silla cedió bajo su peso, los cristales saltaron y la obra de arte quedó irremediablemente dañada.

Las imágenes, nítidas y desoladoras, muestran el instante exacto de la barbarie y la posterior salida de los vándalos de la escena. Para colmo, la obra contaba con una señal clara en cuatro idiomas: «Por favor, no sentarse». Pero la obsesión por una foto, seguramente para poner en redes sociales en busca del típico 'me gusta', borró cualquier prudencia. «Es una pena que la gente no respete el arte ni venga a verlo, sino que simplemente tome fotos…·, escribió una usuaria en redes.

«La pesadilla de todo museo»

Desde el Palazzo Maffei, la indignación es palpable. Vanessa Carlon, la directora del museo, no ha dudado en calificar el incidente de «gesto irresponsable» y compartió el vídeo del vandalismo en redes sociales, que rápidamente se volvió viral. Su intención, más allá de la denuncia, es la de «dar inicio a una verdadera campaña de sensibilización sobre el valor del arte y el respeto que se le debe». Carlon enfatiza que, aunque lo sucedido podría parecer «ridículo», es «la pesadilla por excelencia de todo museo».

Afortunadamente, la historia ha tenido un final feliz para la obra: «Durante días no supimos si sería posible restaurarla. Pero lo logramos», ha declarado la directora, agradeciendo el arduo trabajo de las restauradoras y el apoyo de las fuerzas del orden y el departamento de seguridad del museo. La silla ha regresado a su lugar, resplandeciente.

Las reacciones no se han hecho esperar, tanto en el ámbito público como en el político. Stefania Zivelonghi, concejala de Seguridad del Ayuntamiento de Verona, expresó su malestar en redes sociales: «Uno de los peores males de nuestro tiempo es la falta de respeto: del arte, de las personas, de las situaciones, del bien común y del trabajo ajeno». Para la concejala Zivelonghi «es necesario y urgente frenar el individualismo rampante y recuperar el sentido de comunidad y de compartir». El museo presentó denuncia contra los turistas, para que paguen el costo de la restauración.

Desgraciadamente, este incidente en Verona no es un caso aislado. La falta de respeto por el patrimonio cultural, el ansia de una fotografía impactante sin reparar en las consecuencias, o simplemente el desinterés por lo que se tiene delante, son fenómenos que preocupan cada vez más a los responsables de museos. La misma Carlon ha querido lanzar un mensaje a la inmensa mayoría de visitantes que sí muestran el debido cuidado: «Un agradecimiento especial a todos ustedes que cada día atraviesan las salas del museo con cuidado, atención y asombro. Porque el arte no es solo para ver. Es para amar. Es para proteger».

Pero la tentación de saltarse cualquier norma para hacer algo insólito o lograr una fotografía inédita está demasiado extendida. En Italia son frecuentes las noticias de daños al patrimonio cultural. Algunas son absurdas. Por ejemplo, el Museo Nicolis de Villafranca de Verona, un referente en vehículos antiguos, se ha lamentado de actitudes similares a la que sucedió en el Palacio Maffei de Verona. Un portavoz del Museo Nicolis, especializado en coches de época, ha declarado: «Lo sentimos mucho. También aquí nos pasan cosas increíbles: ¡hay incluso quien se sienta dentro de los coches!». Este testimonio subraya una preocupante tendencia: el museo, de cualquier tipo, parece convertirse para algunos en un mero escenario para el ocio personal, olvidando su función primordial de custodiar y exhibir el legado cultural.

ABC.es

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