Delafé y las Flores Azules se despiden con mucho amor

Amor es muchas cosas. Es el proyecto más personal de Oscar Delafé D’Aniello, es el retorno discográfico de Delafé y las Flores Azules tras doce años de silencio, es la reunión de Oscar y su excompañera de música y de vida Helena Miquel –con la excepción de una minigira en el 2022–, es un disco ambicioso en su concepción y producción, es una mirada a las múltiples caras del amor, especialmente al hijo, y es quizás la última ocasión que se ha dado Delafé para confiar en la música.
Todo esto es Amor , un disco autoeditado lanzado el pasado febrero y resaltado por la crítica. Este viernes culmina, en el marco del Festival del Mil·leni, su gira en la sala Apolo de Barcelona, tras pasar por ciudades como Santander, Valencia, Girona, Madrid y Zaragoza. Puede ser una de las últimas ocasiones para ver en directo al dúo, ya que, para D’Aniello, el álbum representa el broche final de su carrera artística, ahora más dedicado a la vida familiar y algo desengañado por el devenir de la industria. Una despedida con mérito: no es fácil decir adiós cuando y cómo uno quiere.
El disco se concibe como una única canción pop de 31 minutos que explora las distintas caras del amorCabe recordar que el anterior trabajo, de 2013, ya destilaba ambición: se trataba de un doble disco que experimentaba con la idea de que el sentido de las mismas palabras podía cambiar según el fondo musical que las acompañaba. La idea era original pero no cuajó entre el público, que pareció dar la espalda a una banda que solo pocos años atrás había logrado un notable éxito comercial. Al cabo de poco tiempo, el grupo se desmoronó y la pareja se rompió.
Fruto de estos vaivenes vitales y del periodo de introspección que fue para todos la pandemia del coronavirus, nació la idea de Amor . Lo explicaba el propio D’Aniello recientemente a preguntas de La Vanguardia : en tiempos de música de consumo fácil, se propuso hacer una canción de más de diez minutos. Se lo planteó a su productor y, a los quince días, era Miquel quien le llamaba para sumarse a la empresa. Lo que tenía que ser una canción larga, cuyo embrión es una nana a su vástago Luca, se transformó en un disco/canción de 31 minutos.
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El resultado es un viaje sonoro de factura pop con destellos de rock y neosoul en el que la siempre dulce voz de Miquel vuelve a brillar. Funciona, por lo tanto, como nostalgia de la banda que fue, pero también como un bonito epílogo en plena madurez. Si todo va sobre lo previsto, el directo atacará de entrada el nuevo disco, que tendrá gran protagonismo, para después recuperar los éxitos del pasado, incluidos algunos de la etapa con Facto. De esta manera, tanto para aquellos que quieran recordarles como una banda de juventud, como los que prefieran contemplar las miserias de la vida adulta con serenidad, les resultará, la velada de esta noche, un día para recordar.
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